El impacto de las heladas de la semana pasada en los cultivos de café de Brasil, el mayor productor y exportador mundial del grano, fue menor al inicialmente previsto, lo que hizo que el precio del producto bajara ligeramente en los mercados internacionales, pero ayer volvió a subir.
Los precios del grano habían alcanzado sus máximas en siete años tras las heladas del 20 de julio en Brasil, que provocaron enormes pérdidas en la producción prevista para la cosecha de 2022, y se temía que las heladas del 29 y del 30 de julio agravarían aún más la situación, lo que al parecer no se produjo.
“Las heladas del jueves y del viernes impactaron prácticamente las mismas áreas que las heladas del 20 de julio, aparentemente en el mismo nivel o en menor intensidad”, afirmó la directora de la Asociación Brasileña de Cafés Especiales (BSCA), Vanusia Nogueira, en un comunicado divulgado ayer, por la entidad.
“Sin embargo, aún es temprano para calcular las proyecciones reales del impacto y hablar de números”, agregó.
La situación se reflejó en los mercados. Los contratos de café arábiga en el mercado de futuros de la bolsa de Nueva York cayeron el lunes un 3.8 %, hasta $1,728 la libra —ya habían bajado un 8.6 % el viernes—, por la menor preocupación con el impacto de las últimas heladas, las mayores en casi 30 años en Brasil.
Pero este martes los valores a septiembre se recuperaban a $175,50 un 1,56%.
Pese a la menor intensidad de las heladas de la semana pasada, las autoridades brasileñas aún intentan dimensionar su impacto en la producción y los órganos gubernamentales continúan recibiendo informes de cada productor.
“El momento exige racionalidad. Todos los involucrados están en búsqueda de soluciones para seguir cumpliendo los compromisos ya asumidos en el mercado nacional e internacional”, dijo Nogueira.
Brasil calcula que recogió en la temporada 2020-2021 una cosecha de 49 millones de sacos.
Los daños provocados por las heladas impactarán principalmente la cosecha de 2022, ya que el fenómeno se produjo tras un largo periodo de sequía y cuando ya prácticamente había concluido la recolección de la cosecha.