El Congreso de Guatemala aprobó este martes un préstamo de 8,4 millones de dólares por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para un proyecto de “gestión forestal” con el objetivo de “recuperar” los bosques del país vecino.
El préstamo fue aprobado esta noche con el voto de 136 de los 160 diputados que componen el Parlamento, bajo el Decreto 22-2024 y con la meta de mejorar “la gestión forestal sostenible”, de acuerdo con el Congreso.
Entre los 136 votos se encontraban los 23 diputados del partido oficial, el Movimiento Semilla, del Gobierno que preside Bernardo Arévalo de León.
El préstamo del BID al Estado de Guatemala será en total por 67 millones de quetzales aproximadamente (8,4 millones de dólares), además de otros 5,5 millones de quetzales (700.000 dólares) que serán entregados por la entidad bancaria en calidad de apoyo al proyecto forestal.
La ministra de Ambiente y Recursos Naturales, Patty Orantes, alabó la decisión del Congreso mediante sus canales oficiales, al catalogarlo como un paso más en busca de los objetivos del Gobierno.
“Nos hemos puesto la ambiciosa meta nacional de deforestación neta cero al año 2028, y este acto de hoy reafirma que juntos lo vamos a lograr”, aseveró la funcionaria. De acuerdo al decreto, el monto será administrado por el Instituto Nacional de Bosques (Inab).
Según el Congreso guatemalteco, con base en información del mismo BID, el préstamo será para un “proyecto que tiene financiamiento climático” que “viene a beneficiar directamente a nueve mil pequeños productores” para “que puedan acceder y cumplir con los requisitos técnicos-legales a programas de incentivos forestales”.
De igual forma, se busca que los pequeños productores “puedan recibir capacitación técnica y acceder a maquinaria, para generar productos maderables y no maderables de más alto valor”.
En Guatemala, los “incentivos forestales” son montos económicos que el Estado paga a pequeños terratenientes para que siembren árboles o conserven la naturaleza dentro de sus terrenos.
La nación centroamericana sufrió en el primer semestre del año a nivel ambiental por cientos los incendios forestales, que llevaron al presidente a declarar un estado de calamidad para atender la pérdida de bosques y también la contaminación del aire.