El asesinato de cuatro jóvenes, entre ellos un hijo del ex Presidente Porfrio Lobo Sosa, involucraría a “escuadrones de la muerte” que han operado en impunidad en el país, dijo la Presidenta Xiomara Castro en su cuenta de twitter, horas después de la masacre.
“Solidaria con ex Presidente Porfirio Lobo, Rosita, y familiares de jóvenes asesinados vilmente. Condeno escuadrones de la muerte que operan hace años con impunidad en Honduras. No descansaremos hasta desmontarlos”, apuntó en la cuenta.
La masacre, ocurrida la madrugada de este jueves, fue en el bulevard Morazán cuando los jóvenes salían en auto después de festejar en la discoteca Space, ubicada en el complejo comercial y de apartamentos Torres Morazán.
Al menos seis criminales vestidos con indumentaria policial, pasamontañas y armas de grueso calibre, bloquearon la salida y procedieron a bajar de dos autos a cuatro tripulantes para ponerlos en un paredón y acribillarlos.
Los primeros en ser bajados de su auto blindado, fueron Said Omar Lobo Bonilla, hijo del ex Presidente Lobo, y Luis Zelaya, sobrino político del ex jefe de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez. Posteriormente sacaron de otro auto a Salomón Velásquez y Norlan Enrique Rodríguez, éste último un ex agente policial (Cobras) que trabajaba como motorista y guardaespaldas de los hijos de Porfirio Lobo.
Rodríguez podría ser el que hirió a uno de los hechores, que horas después fue encontrado muerto en una clínica privada.
Todo fue filmado en cámaras del lugar y se ejecutó en menos de dos minutos. “Prácticamente fue como un operativo” policial, fue personal entrenado, dijo el ex mandatario Lobo al llegar a la escena del crímen y dar sus primeras impresiones. “A mi otro hijo [Luis] no le pasó nada porque él venía manejando en otro carro”, agregó.
Por su parte, Romeo Vásquez, protagonista del golpe de Estado a Manuel Zelaya, esposo de la actual presidenta, se refirió a la masacre señalando que fue planificado y ejecutado con precisión, pero que desconocen el móvil ya que los jóvenes eran amigos y vivían en el departamento de Olancho y se trasladaron la tarde del miércoles a Tegucigalpa.
El diputado y experto en Medicina Forense, Denis Castro Bobadilla, declaró a medios locales que el crimen demuestra una planificación, observancia y seguimiento de las víctimas por parte de un grupo de delincuentes entrenados.
Solicitó que se revisen las llamadas desde celulares de la zona en la hora del crímen y los vídeos de las cámaras del 911, además de evidencias en la escena del crímen que incluyen balas de uso oficial.
El director general de la Policía Nacional, Gustavo Sánchez, dijo que la indumentaria no era policial y que trabajaban en varias líneas de investigación que llevaría a prontas capturas.
La viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, comentó que el crimen no es evento fortuito y que es evidente la participación de grupos delictivos que quieren “generar el caos en la población y desestabilizar el sistema de Seguridad”.
En lo que va del año, van unas 20 masacres en Honduras y son pocos los resultados que ha dado a conocer la fuerza policial.