El crecimiento económico es más lento y entre 2014 y 2023 será, en promedio, de 0,8%
Ante políticas monetarias más agresivas y devaluación de sus monedas, los países emergentes se enfrentan a deudas soberanas equivalentes a más de 60% de su Producto Interno Bruto (PIB), advierte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Con el panorama económico mundial se han agudizado los temores frente a la sostenibilidad de la deuda pública de países desarrollados y mercados emergentes, por factores externos como el debilitamiento del comercio internacional, políticas monetarias más endurecidas, volatilidad en el mercado y altos niveles de inflación.
Y esto, además, ha ocasionado que los países de América Latina y el Caribe entren en una fase de crecimiento económico más lento. La Cepal prevé que el crecimiento entre 2014 y 2023 será, en promedio, de 0,8%, que sería una tasa inferior a la que se registró en la llamada ‘década perdida’ de 1980, cuando ocurrió la crisis de la deuda y la actividad económica se expandió 2% anual en promedio.
Para explorar el panorama de la deuda en la región, sus orígenes y consecuencias, la Cepal lanzó su informe “Deuda pública y restricciones para el desarrollo”, en el que se aborda la exposición a la volatilidad del mercado, el impacto de la pandemia y la gestión de los gobiernos, entre otros temas.
Una de sus ponencias destacadas es que no se le puede echar toda la culpa del aumento de la deuda a la pandemia, pues esta vendría aumentando “en la década previa y se incrementó bruscamente a continuación de esta”.
El impacto, según explica, resultó por el final del superciclo de los productos básicos, la desaceleración cíclica del crecimiento económico y un déficit fiscal elevado.
Según el reporte, la deuda bruta del gobierno general pasó de un mínimo de 32,4% del PIB en 2011 a 49,7% en 2019 y en 2020 llegó a representar 60,3% del Producto Interno Bruto dadas las medidas “sin precedentes” que tuvieron que tomar los países para fortalecer los sistemas de salud, proteger la estructura productiva y contener la pandemia. “Esto condujo a déficit fiscales nunca antes vistos”, concreta.
No obstante, el panorama no sería único de la región, pues explica la Cepal que se repiten en mercados emergentes y economías en desarrollo. Esto ha dado pie a una preocupación sistémica sobre cómo enfrentarse a un aumento de la deuda prolongado.
“Los niveles de endeudamiento siguen siendo elevados y se encuentran muy por encima de los registrados tras las diversas crisis económicas y financieras que afectaron a las regiones emergentes y en desarrollo a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000”, precisa el informe.
Las peores posiciones
La tendencia se ha mantenido (generalizada) y para 2021 la deuda bruta del gobierno general equivalía a 60% del PIB o más en 21 de 30 países, es decir, en cerca de 70%. En 13 de ese total se registró un nivel igual o superior a 80% del PIB.
Durante el período 2012-2021 los mayores aumentos se observaron en Argentina (con 40,5 puntos porcentuales del PIB), las Bahamas (65,7), Ecuador (43,5), Bolivia (45,1); y Suriname (105,6). En el caso de Honduras la cifra fue de 23 puntos porcentuales (de 26,9% a 50,2%).
El informe también precisa que, en cuanto a soluciones, renegociar la deuda soberana es cada vez más complicado por los altos niveles en las políticas monetarias internacionales, la volatilidad de los mercados y la reducción del presupuesto público. Además de que en algunos casos la mayor parte de la deuda está emitida en moneda extranjera, lo que aumenta la exposición a las fluctuaciones de los tipos de cambio.
Finalmente, el reporte destacó que en la última década, la composición del conjunto de acreedores de América Latina se transformó profundamente y ahora los inversionistas privados son el acreedor externo más importante y en algunos países representan más de la mitad del total de la deuda externa pública adquirida.