El senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga se disputarán la presidencia de Bolivia en la segunda vuelta. Ambos fueron los dos candidatos más votados en las elecciones presidenciales de este domingo que terminará con el poder de dos décadas del MAS.
Rodrigo Paz (Partido Demócrata Cristiano) obtuvo más de 1.561.000 votos -un 32,08%- y Quiroga (Alianza Libre) superó los 1.311.000 -un 26,94%-, según los resultados preliminares emitidos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) con más del 90% de votos escrutados.
Por detrás quedaron el empresario Samuel Doria Medina -que según las encuestas partía como favorito- con el 19,93% y el principal aspirante de la izquierda Andrónico Rodríguez, con el 8,15%.
El partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) sufrió una debacle histórica al quedar en sexto lugar con el 3,14% de los votos.
La participación fue de 78,55% sobre un padrón de 7,5 millones de ciudadanos habilitados, según el TSE.
En una primera reacción, Tuto Quiroga felicitó a Paz Pereira por la campaña realizada y dijo: “Ahora en adelante, Bolivia será libre por los siglos de los siglos. Hemos hablado con fuerza, fe, esperanza y dignidad. Con el voto, hemos devuelto a todos la fe en la democracia y que se puede cambiar el país con la fuerza del voto, en contra de los bloqueos y sabotajes. Hoy ganó la democracia boliviana”.
Paz, que se presenta como una figura de renovación política de centro, y Quiroga, más alineado con la derecha conservadora, se enfrentarán el 19 de octubre en la segunda vuelta.
Esto marca un antes y un después ya que, desde que en 2009 se instaurara el sistema de balotaje en Bolivia, todas las elecciones se decidieron en la primera votación.
La Constitución boliviana establece que un candidato puede ganar la presidencia en primera vuelta si obtiene más del 50% de los votos válidos, o al menos el 40% con una diferencia de diez puntos porcentuales sobre el segundo.
El avance al balotaje de Paz y Quiroga también anticipa un cambio histórico en la política boliviana, ya que los ciudadanos elegirán un presidente que no sea de izquierdas tras casi dos décadas gobernados por el MAS.
El resultado confirma la fractura y el declive de la fuerza política fundada por Evo Morales, que llegó dividida a la contienda y con un respaldo electoral muy por debajo del que ha marcado la política boliviana durante los últimos 20 años.
Pero el pase a segunda vuelta de Paz y Quiroga muestra también la fragmentación dentro de la oposición, que meses atrás intentó unificar fuerzas en torno a un solo candidato, pero terminó dividiéndose.
Ambos candidatos compiten por un electorado que busca superar la crisis económica y cerrar el ciclo político del MAS, pero con estilos diferentes: Paz encarna un perfil más renovador y moderado, mientras Quiroga ofrece un discurso más político, ideológico y conservador.
Rodrigo Paz, de 57 años e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), es senador por el departamento de Tarija desde 2020. Antes fue diputado de 2002 a 2010 y alcalde de Tarija de 2015 a 2020..
Jorge “Tuto” Quiroga, de 65 años, fue presidente entre 2001 y 2002 tras la renuncia de Hugo Banzer.
Se presenta como un político experimentado, de discurso duro contra el MAS, lo que, según analistas, le brinda apoyo entre sectores opositores más radicales, pero lo limita a la hora de atraer votantes moderados o desencantados.
Crisis económica y fragmentación política
La elección tuvo como telón de fondo la peor crisis económica de los últimos 40 años. Bolivia enfrenta una inflación interanual cercana al 25%, escasez de combustibles, pérdida de valor del boliviano en el mercado paralelo y dificultades para acceder a dólares.
Analistas atribuyen al malestar social vinculado a la crisis la fragmentación del voto, que explica en buena medida que ningún candidato superara el 33% en la primera vuelta.
Otro de los factores determinantes fue la fractura del Movimiento al Socialismo, que llegó dividido a estas elecciones.
Las elecciones generales de este 17 de agosto fueron convocadas para elegir presidente, vicepresidente, 36 senadores, 130 diputados y nueve representantes ante organismos parlamentarios internacionales.
Quien gane el 19 de octubre, en todo caso, se enfrentará al reto de inaugurar un nuevo ciclo político en un contexto marcado por una de las peores crisis económicas de las últimas décadas en el país sudamericano.