Los salarios en términos reales en Latinoamérica bajaron un 1,7 % en la primera mitad de 2022, lastrados por los efectos aún latentes de la pandemia y la crisis inflacionaria y energética global de este año, según un informe publicado este miércoles por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El descenso, en una región donde los salarios también habían caído en 2021 (un 1,4%), supera la media mundial, que en los primeros seis meses de este ejercicio fue del 0,9% de acuerdo con el estudio.
“En Latinoamérica el porcentaje de trabajadores informales es bastante alto y por tanto el impacto de la covid fue mayor, además esos países no tenían margen fiscal para poner en marcha estímulos como los que hubo en países más avanzados”, analizó ante estas cifras la experta en salarios de la OIT Rosalía Vázquez-lvarez.
La especialista española, que presentó el informe en rueda de prensa, explicó que la masa salarial (suma total de todos los salarios de un país) en la región latinoamericana ha caído el doble que la media global, hasta un 40%, lo que equivale a entre 20 y 30 semanas menos de salario por trabajador.
“Esto fue especialmente negativo para mujeres y hogares de ingresos bajos que en muchos casos tuvieron que endeudarse para poder sobrevivir en la crisis y ahora se encuentran con tipos de interés mucho más altos”, subrayó.
El descenso global de salarios del 0,9%, aún superior si se excluye de las estadísticas a China (sería entonces un 1,4% global), es el primero que registra la OIT en lo que va de siglo, después de que incluso en los años de pandemia hubiera aumentos mundiales (del 1,5 % en 2020 y 1,8 % en 2021).
“Decenas de millones de trabajadores están en una situación desesperada, ya que se enfrentan a una incertidumbre cada vez mayor”, alertó al respecto de este descenso el director general de la OIT, Gilbert Houngbo, quien subrayó que la pérdida de poder adquisitivo “podría alimentar un mayor malestar social en todo el mundo”.
En otras regiones, el descenso de los salarios fue del 3,2% en Norteamérica y del 1,9% en Europa Occidental, mientras que Asia Pacífico es una de las pocas excepciones con un ascenso del 1,3% en la primera mitad del año (0,7 % si se excluye a China).
Europa Oriental fue la región más perjudicada, con pérdidas del 3,3%, mientras que en África la caída fue de solo el 0,5%, aunque ese continente arrastra pérdidas de poder salarial desde 2015, con un desplome especialmente importante en 2020, del 10,5%.
Mantener poder adquisitivo
Ante esta situación, la centenaria organización con sede en Ginebra subraya la “necesidad urgente” de adoptar políticas diseñadas a mantener el poder adquisitivo y los niveles de vida de los asalariados y sus familias.
Esas medidas pasan, cita la OIT, por ajustar salarios mínimos en los países donde están establecidos (un 90% de los Estados miembros de la organización), fomentar el diálogo social y la negociación colectiva, y otras soluciones dirigidas a grupos específicos, como la entrega de bonos para bienes esenciales a familias de bajos ingresos.
La OIT también aconseja la reducción del impuesto sobre el valor agregado de estos bienes para aliviar la carga de la inflación que pesa sobre los hogares, lo que contribuiría además a bajar los niveles de inflación.
El informe subraya que en cuatro de las economías del G20 el salario real es ahora menor que en la anterior gran crisis de 2008 (Italia, Japón, México y Reino Unido), mientras que en China, por contra, se ha multiplicado por más del doble.
El salario medio en las economías desarrolladas del G20 alcanza los 4.000 dólares mensuales (3.800 euros), mientras que en las emergentes sería de 1.800 dólares (1.700 euros).