El índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en abril de 2024 en 119,1 puntos, es decir, 0,3 puntos (un 0,3%) por encima de su nivel revisado de marzo, ya que el aumento del índice de precios de la carne y los incrementos más modestos de los índices de precios de los aceites vegetales y los cereales compensaron con cierta holgura los descensos de los índices del azúcar y los productos lácteos.
Aunque en abril se registró una segunda subida mensual tras siete meses de tendencia a la baja, el valor del índice era inferior en 9,6 puntos (un 7,4 %) al de hace un año.
El índice de precios de los cereales de la FAO alcanzó en abril un promedio de 111,2 puntos, esto es, 0,3 puntos (un 0,3 %) más que en marzo, pero 25 puntos (un 18,3 %) por debajo de su valor en abril de 2023. Tras descender por tres meses consecutivos, los precios medios mundiales del trigo para la exportación se estabilizaron en abril.
La presión al alza de los precios, derivada de la preocupación por las condiciones de cultivo desfavorables que afectan a las cosechas de 2024 en algunas partes de los Estados Unidos de América, la Federación de Rusia y la Unión Europea, se vio contrarrestada por la fuerte competencia que sigue existiendo entre los principales países exportadores.
Por el contrario, los precios del maíz para la exportación aumentaron en abril, principalmente bajo la influencia de la elevada demanda de importaciones en un contexto de perturbaciones logísticas cada vez mayores a consecuencia de los daños en las infraestructuras de Ucrania y las perspectivas de reducción de la producción en el Brasil antes del inicio de la cosecha principal.
En cuanto a otros cereales secundarios, los precios mundiales de la cebada también subieron, mientras que los del sorgo descendieron en abril. El índice de precios de la FAO para todos los tipos de arroz disminuyó un 1,8 %, debido en gran medida a descensos en las cotizaciones del arroz índica motivados por la incidencia de la cosecha.
El índice de precios de los aceites vegetales se situó en un promedio de 130,9 puntos, lo cual representa un aumento de 0,3 puntos (un 0,3 %) respecto del mes anterior y el nivel más elevado en 13 meses. Este aumento marginal obedece al efecto neto de la subida de las cotizaciones de los aceites de girasol y colza, que compensó con creces el ligero descenso de los precios de los aceites de palma y soja.
El índice de precios de los productos lácteos registró un promedio de 123,7 puntos en abril, valor levemente inferior (0,3 puntos y un 0,3 %) al de marzo que representa una contracción tras seis meses de incremento continuo, si bien se mantenía 5,5 puntos (un 4,3 %) por debajo del valor registrado en el mismo mes del año pasado.
Los precios internacionales de la leche desnatada en polvo fueron los que más disminuyeron, sobre todo a raíz de la apatía de la demanda de importaciones de suministros al contado en un contexto de abundantes disponibilidades exportables, especialmente en Europa occidental. Por su parte, los precios mundiales del queso bajaron ligeramente, fundamentalmente a causa del fortalecimiento del dólar de los EE UU.
Por el contrario, los precios mundiales de la mantequilla siguieron aumentando debido a la constante demanda de importaciones y a unas existencias de mantequilla algo más reducidas en Europa occidental. Mientras tanto, los precios de la leche entera en polvo repuntaron moderadamente debido al aumento de la demanda de suministros a medio plazo y al descenso estacional de la producción de leche en Oceanía.
El índice de precios de la carne se situó en abril en un promedio de 116,3 puntos, esto es, 1,9 puntos (un 1,6 %) más que en marzo, lo que representa su tercer mes consecutivo de aumento y deja al índice solo ligeramente (un 0,4 %) por debajo de su valor hace un año.
En abril subieron los precios internacionales de la carne de aves de corral, sostenidos por importaciones regulares en los países del Cercano Oriente ante los continuos problemas de producción derivados de los brotes de gripe aviar. También aumentaron los precios mundiales de la carne de bovino, impulsados por la continua y elevada demanda de los principales países importadores, pese al aumento de los suministros de fuentes nacionales en los principales países importadores.