Casi 1.5 millones de personas han depositado dinero en viviendas que aún no se construyen
El gigante inmobiliario China Evergrande Group ha admitido que se encuentra bajo una “tremenda presión” y que podría no ser capaz de cumplir con sus agobiantes obligaciones de deuda. En los últimos dos días, manifestantes furiosos se han reunido frente a la sede de la empresa inmobiliaria, exigiendo conocer su futuro.
Los inversores están cada vez más nerviosos por el hecho de que, si Evergrande colapsara, esto podría extenderse a otras empresas inmobiliarias y crear riesgos sistémicos para la banca de la segunda economía del mundo.
China Evergrande
Anteriormente conocido como Hengda, China Evergrande era hasta hace poco el segundo grupo inmobiliario del país por ventas. Ubicada en la ciudad meridional de Shenzhen, cerca de Hong Kong, Evergrande vende apartamentos a compradores de renta alta y media. Está presente en más de 280 ciudades.
La empresa fue creada en 1997 por Hui Ka Yan (Xu Jiayin en mandarín), que desde entonces se ha convertido en multimillonario gracias a la apertura de la economía china. El año pasado, Forbes incluyó a Hui como el tercer hombre más rico de China, pero desde entonces su riqueza ha caído en picada.
Evergrande ha crecido enormemente gracias a un espectacular boom inmobiliario provocado por el crecimiento sin precedentes de China. La empresa ha completado casi 900 proyectos comerciales, residenciales y de infraestructuras, y dice que emplea a 200.000 personas.
Se ha expandido a otros ámbitos de la economía, como la alimentación y el ocio. También opera el club de fútbol Guangzhou FC. Sin embargo, su unidad de coches eléctricos, fundada en 2019, no comercializa actualmente ningún vehículo.
Más de 300.000 millones en pasivos
El grupo inmobiliario con sede en Hong Kong se está hundiendo bajo una montaña de pasivos que suman más de 300.000 millones de dólares (254.000 millones de euros), tras años de préstamos para financiar su rápido crecimiento. Evergrande había intensificado las adquisiciones en los últimos años, aprovechando el boom inmobiliario.
Pero el gigante empezó a tambalearse después de que Pekín introdujera, en agosto de 2020, nuevas medidas para vigilar y controlar de cerca el nivel de endeudamiento total de los grandes promotores inmobiliarios.
Evergrande dependía de las preventas para financiarse y mantener sus actividades a flote, y las medidas enérgicas obligaron al grupo a descargar propiedades con descuentos cada vez más pronunciados. Los inversores han realizado pagos a cuenta de alrededor de 1.5 millones de propiedades, informó el canal internacional Bloomberg, citando datos de diciembre.
Muchos compradores han expresado su preocupación en las redes sociales sobre si recuperarán su dinero tras la suspensión de los proyectos de vivienda. El lunes, la Bolsa de Shanghái interrumpió la cotización del bono de Evergrande, con fecha de mayo de 2023, luego de que cayera más de un 30 por ciento.
¿Por qué son tan importantes los problemas?
El sector inmobiliario es uno de los principales motores del crecimiento de China, responsable del 29 por ciento de la producción económica, y cualquier quiebra de una empresa tan importante tendría enormes repercusiones.
“La quiebra de Evergrande sería la mayor prueba a la que se enfrentaría el sistema financiero chino en años”, comenta Mark Williams, economista jefe para Asia, de Capital Economics. Sin embargo, “los mercados no parecen preocupados por el potencial de contagio financiero en este momento”, dice. Y añade que “eso cambiaría en caso de una quiebra a gran escala”. Algunos analistas creen que hay pocas posibilidades de que Pekín permita la quiebra de un gigante como este.
Pekín “no dejará que Evergrande quiebre”, aseguran, entre otros, los analistas de SinoInsider, con sede en Estados Unidos: eso socavaría la estabilidad del régimen.