Por Maximiliano Appendino/info@dinero.hn
La inflación se ha disparado en las economías más grandes de América Latina, lo que ha llevado a los grandes bancos centrales de la región a subir las tasas de interés antes de que la actividad económica se haya recuperado por completo.
Las últimas Perspectivas Económicas Regionales, del FMI, muestran la rapidez con la que está aumentando la inflación. En el primer año de la pandemia, la inflación promedio en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú (LA5) estuvo por debajo del promedio de otras economías de mercados emergentes. Ahora es más alto, con un promedio del 8 por ciento interanual en octubre y en el caso de Brasil, superando el 10,5 por ciento.
El alza de los precios de los alimentos está impulsando en parte el aumento. Comenzaron a aumentar incluso antes de la pandemia y han aumentado más del 18 por ciento en promedio en los países de LA desde enero de 2020.
En América Latina, los precios de los alimentos representan aproximadamente una cuarta parte de la canasta de consumo promedio. Para los hogares que aún se recuperan de la crisis del coronavirus, las facturas de alimentos más altas dejan menos para gastar en otros bienes. En una región con los niveles más altos de desigualdad de ingresos, la carga es mayor para los hogares de bajos ingresos que gastan una mayor parte de sus ingresos en alimentos.
Incluso la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, ha superado la tendencia prepandémica este año, alcanzando un promedio del 5,9 por ciento interanual en octubre.
Las presiones inflacionarias deberían ser temporales y la inflación a mediano plazo probablemente volverá a los objetivos del banco central. Pero hay mucha incertidumbre. El impacto de la pandemia es único y su impacto en los precios de las materias primas, los cuellos de botella en el suministro y el aumento de los costos de envío es difícil de precisar.
La región también está luchando contra una larga historia de inflación alta e inestable, un desafío para los bancos centrales que solo recientemente han establecido su credibilidad. Esta historia puede haber llevado a prácticas de indexación (contratos que ajustan sus términos automáticamente con la inflación) que podrían acelerar aún más los precios.
También existe el riesgo de que las condiciones financieras internacionales se endurezcan rápida e inesperadamente en respuesta a la evolución de la inflación en las economías avanzadas, lo que provoque salidas de capital. Este choque potencial podría poner en peligro la estabilidad financiera y depreciar las monedas en América Latina, sumando presiones inflacionarias.
Gestionar las expectativas, a través de declaraciones o subidas de tipos, es un factor clave para salir de una espiral inflacionaria, razón por la cual los bancos centrales de la región se están moviendo rápidamente para preservar su credibilidad ganada con tanto esfuerzo en un entorno incierto. Todos los países de AL5 ya han subido las tasas de interés oficiales y sus autoridades monetarias han modificado su orientación hacia adelante.
A pesar de las recientes subidas de tipos, las posiciones de la política monetaria en general siguen siendo acomodaticias y siguen respaldando la recuperación en curso. No obstante, la región enfrenta difíciles concesiones mutuas y necesita equilibrar una perspectiva de inflación incierta con el empleo todavía sustancialmente por debajo de los niveles anteriores a la pandemia y una recuperación desigual en el mercado laboral de América Latina.