El comercio global se vio impactado, tanto en subidas de precios como por reducción de volúmenes, por la guerra en Ucrania, aunque menos de lo vaticinado por las predicciones más pesimistas de mediados de 2022, informó la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El informe, presentado por el nuevo economista jefe de la organización, Ralph Ossa, recuerda que tras la invasión rusa se previó que el comercio de bienes podría reducir su crecimiento al 0,5% (frente al 4,7% vaticinado antes de la guerra), pero finalmente la desaceleración no ha sido tan pronunciada.
Aunque OMC no publicará su cálculo final del crecimiento del comercio global de 2022 hasta el próximo abril, Ossa dijo los datos preliminares son de un aumento de “más del 3%” (3,5% proyectaban en septiembre).
(VEA: Lento crecimiento del comercio global por la guerra en Ucrania)
“El mercado global aguantó bastante bien frente a la guerra en Ucrania”, dijo Ossa, “pese a la destrucción que el conflicto ha causado en doce meses, los flujos comerciales se han mantenido abiertos y no se han cumplido las peores predicciones lanzadas en un principio”.
Según la OMC, los precios de los productos, incluso los más afectados por la guerra como los cereales, han tenido en general subidas pero, una vez más, menos acentuadas de lo que se calculó en un principio: un caso ejemplar es el del trigo, que se creyó iba casi a doblar su precio (+85 %) pero “solo” aumentó un 17 %.
Maíz sube más que el trigo
De los ocho productos a estudio (por ser Rusia y/o Ucrania importantes exportadores) el que más ha aumentado su precio ha sido el maíz (24.2 % de aumento entre enero y octubre de 2022), seguido de los combustibles (20.5 %), el trigo (17 %) y los fertilizantes y el aceite de girasol (ambos un 6.9 %).
El paladio, metal del que Rusia es principal productor mundial y muy importante en la industria automovilística por su uso en convertidores catalíticos que reducen las emisiones de gases tóxicos, subió solo un 4.4 %, añade el estudio de la OMC.
Las razones de que estos aumentos fueran menores de lo esperado, reduciendo con ello su impacto en el comercio global, varían según el producto, aunque en general se resumen en la búsqueda de países exportadores alternativos a Ucrania o Rusia, o, cuando fue posible, en la sustitución de unos productos por otros de más fácil acceso.
La OMC pone en este sentido ejemplos como Etiopía, que acudió a Argentina y Estados Unidos para conseguir importaciones de trigo que hasta entonces venían en gran medida de Rusia y Ucrania, o Egipto, que multiplicó por nueve sus compras de este cereal a la economía estadounidense y por más del doble las procedentes de la UE.
Turquía fue por otro lado ejemplo de país que sustituyó un producto por otro, ya que redujo un 4.5 % sus importaciones de trigo el pasado año para aumentar un 53 % las de arroz.
Estos movimientos en el comercio global consiguieron que “se evitara en gran medida la temida escasez de productos clave tales como los fertilizantes o el paladio”, destacó Ossa.
El economista jefe de OMC afirmó que en esta relativa estabilidad del comercio global contribuyó en gran medida el hecho de que muchas economías resistieran tendencias iniciales a restringir las exportaciones y mantuvieran sus mercados abiertos al exterior para determinados productos estratégicos como los alimentos.
El estudio de la OMC observó que desde el inicio de la guerra se aplicaron a nivel global 95 restricciones a la exportación de alimentos, piensos y fertilizantes, afectando a un comercio por valor de unos $85,000 millones, pero la cifra ha bajado a 67 y es considerablemente menor a la de crisis anteriores como la de 2007-08.
“Gracias a la apertura del sistema multilateral de intercambios y a la cooperación que los gobiernos han mostrado con la OMC, no se materializaron enormes subidas de precios de los alimentos o una gran escasez de suministro”, subrayó Ossa.
Pese al relativo optimismo que se desprende del informe sobre las tendencias del comercio mundial, la OMC advierte que el comercio en 2023 podría continuar avanzando muy lentamente: por ahora sus previsiones de crecimiento de los intercambios para este ejercicio son del 1%, aunque actualizará esta cifra en abril.
El estudio de la OMC subraya que la guerra afectó más a las exportaciones ucranianas, que cayeron un 30% en 2022, que a las rusas, que incluso aumentaron -pese a las sanciones- un 15.6 %, una subida que se explica en parte por el aumento de los precios de combustibles, fertilizantes y cereales.