El proyecto se realizó entre 2021 y 2024, entre 4.300 personas de Honduras, Guatemala y El Salvador
Un proyecto entre la Unión Europea (UE) y la FA, diseñado para mejorar la calidad de vida de más de 4.300 personas en El Salvador, Guatemala y Honduras, y frenar la ola migratoria, llegó a su fin este miércoles con resultados positivos.
En la iniciativa, que comenzó en 2021, se invirtieron 7.2 millones de euros y sus resultados se dieron a conocer en Comayagua, en un evento al que asistieron autoridades de la UE, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Secretaría de Agricultura y Ganadería y la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SG SICA).
Representantes de la FAO y la UE presentaron los resultados del “Proyecto de Apoyo al Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica en el marco de la respuesta global de la Unión Europea al COVID-19”, que se implementó desde el 2021, financiado por la Unión Europea.
Esta iniciativa desarrolló acciones en 45 municipios de Guatemala, Honduras y El Salvador, beneficiando a más de cuatro mil personas, (53% mujeres, 35% personas jóvenes y 50% personas Indígenas), de 594 hogares.
De estas cifras, más de 4.300 personas de los hogares participantes mejoraron sus competencias y ampliaron su saber mediante programas de capacitación en agricultura sostenible adaptada al clima y ciclo productivo, y más de 2.700 fortalecieron sus destrezas en desarrollo de negocios.
La intervención promovió prácticas de la agricultura sostenible adaptada al clima, inclusión financiera, vinculación al mercado y desarrollo de negocios.
El proyecto integró acciones de capacitación y asistencia técnica con inversiones para el incremento sostenible de la productividad agrícola, la diversificación y transformación, la inclusión en agro-cadenas de valor y la creación de empleo no agrícola.
Los emprendimientos creados o fortalecidos por el proyecto son tanto agrícolas como no agrícolas. Los rubros agrícolas incluyen cultivos temporales (hortalizas, frutales, hongos y flores) y permanentes (café, cacao, aguacate y papaya), ganadería (bovina, ovina y porcina); avicultura (gallinas), apicultura, pesca y acuicultura (tilapias y truchas, y en la pesca artesanal), y servicios relacionados con la agricultura (mecanización y equipo agrícola, producción de concentrado para el ganado, servicios veterinarios, y producción de abonos orgánicos).
También se impulsaron emprendimientos en rubros no agrícolas vinculados a procesamiento de alimentos; talleres de artesanías, soldaduras, sastrería, carpintería, textiles; servicios de comedores, panaderías y cafeterías; computación e internet; turismo, y reciclaje, entre otros.
El Coordinador Subregional de la FAO para Mesoamérica, Adoniram Sanches Peraci, indicó que el proyecto ha contribuido a mejorar los ingresos económicos y la seguridad alimentaria de las personas participantes. Además, mencionó que, a pesar de que los flujos migratorios continúan, la intervención contribuyó también a disminuir el potencial migratorio, o sea, la intención de migrar de parte de los miembros de los hogares beneficiarios.
“El proyecto ha ofrecido una alternativa económica viable, brindando una nueva esperanza a través de los emprendimientos y generando expectativas de vida más estables en las comunidades”.
Además, añadió que, aunque los hogares con liderazgo de personas jóvenes son los que poseen mayor proporción en intención de migrar, esta proporción se ha reducido de cinco de cada diez a cuatro de cada diez, como resultado del proyecto.
Por su parte, la jefa de cooperación de la Unión Europea en Honduras, Sra. Cristina Marín, indicó que “Este proyecto es una muestra del compromiso de la UE por la modernización del Acuerdo Global UE-México, que incluye la cooperación regional y triangular. Y, de manera retrospectiva, es un ejemplo del pilar cooperación del Acuerdo de Asociación UE-Centroamérica que ha entrado en vigor el 1 de mayo de 2024”.
Mejoras en materia de seguridad alimentaria y nutricional
En relación con el estado de la seguridad alimentaria y nutricional de las familias participantes del proyecto, se muestra una mejoría, logrando cambiar la inseguridad alimentaria moderada y grave de cinco de cada cien hogares beneficiados por el proyecto.
Los expertos detallaron que en mayor proporción han sido los hogares que han superado la inseguridad alimentaria grave, lo que significa siete de cada cien hogares beneficiados. Al inicio del proyecto, aproximadamente cuatro de cada diez hogares estaban con inseguridad alimentaria moderada o grave. Al término del proyecto, aproximadamente tres de cada diez hogares sufren este tipo de inseguridad. Reflejando una mejora de 11,9 puntos porcentuales en los hogares beneficiarios.
Además, el enfoque de equidad de género fue fundamental en la implementación del proyecto; el informe indica que se logró incidir (directo o indirectamente) en que 17 de cada 100 hogares liderados por mujeres apoyados por el proyecto dejaron la condición de inseguridad alimentaria moderada y grave.
Finalmente, en cuanto a la inseguridad alimentaria grave, se ha identificado una mejoría de 6,4 puntos porcentuales tanto en hogares liderados por mujeres, como en hogares con jefes hombres. Es decir, durante la ejecución del proyecto, seis de cada cien hogares liderados por mujeres han superado la inseguridad alimentaria grave, y en igual proporción en el caso de los hogares liderados por hombres.