China anunció la presentación de una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) en respuesta a la decisión de Bruselas (UE) de imponer aranceles de hasta el 47,6% a los vehículos eléctricos fabricados en el gigante asiático.
Según un comunicado difundido por el Ministerio de Comercio de China, la decisión de llevar el caso al mecanismo de solución de disputas de la organización multilateral fue tomada con el objetivo de “defender los intereses” de la industria china de movilidad eléctrica y “fomentar la cooperación internacional en la transición hacia una economía verde”.
Las autoridades chinas consideran que la decisión preliminar de la UE “carece de una base fáctica y jurídica sólida”, y constituye “una violación grave” de las normas establecidas por la OMC. Además, apunta un portavoz de la cartera comercial, “socava la cooperación global en la lucha contra el cambio climático”.
Desde el pasado 5 de julio, los vehículos eléctricos fabricados en China tienen que pagar al entrar al bloque comunitario unos impuestos que van del 17,4% al 37,6%, y que se suman al que ya existía del 10%. Es la mayor medida de defensa comercial adoptada por los Veintisiete (países de la UE) hasta la fecha y, de momento, estará en vigor hasta noviembre, cuando se espera que se adopte una decisión definitiva. Si entonces sale adelante, los aranceles estarán cinco años en vigor.
“Instamos a la UE a corregir inmediatamente sus acciones incorrectas, y a trabajar juntos para salvaguardar la cooperación económica y comercial entre China y la UE, así como la estabilidad de las cadenas industriales de vehículos eléctricos”, agrega el comunicado del ministerio chino, publicado en su página web.
Pekín y Bruselas habían declarado que el asunto continuaba en negociación y que el veredicto se conocería en cuatro meses. La relación bilateral ha alcanzado nuevos mínimos en los últimos tiempos, a medida que el bloque alinea su política hacia China con la de Estados Unidos.
Primer paso para resolver el conflicto
El mecanismo de solución de disputas de la OMC es un proceso formal diseñado para resolver conflictos comerciales entre los países miembros. El primer paso es la solicitud de consultas, donde ambas partes intentan llegar a un acuerdo mediante negociaciones directas. De no lograr una resolución, el caso puede avanzar a la formación de un panel que emitirá un fallo legalmente vinculante.
Si bien, aunque un fallo a favor del denunciante, en teoría, debería mandatar al país demandado a modificar o retirar las medidas impugnadas para cumplir con las normas de la OMC, este organismo no tiene poder sancionador para obligar a los países a cumplir con sus resoluciones. Por ello, China ha ganado varios casos, incluidos algunos contra EE UU, en los que no se han llevado a cabo cambios concretos.