Deben redoblar esfuerzos y colocar en el centro políticas de transformación y diversificación productiva
América Latina y el Caribe requiere de políticas públicas ambiciosas para superar la profunda crisis que vive en los últimos diez años. La región está sumida en una crisis del desarrollo, en medio de una década perdida, no puede transformar los modelos de desarrollo haciendo lo mismo o aquello que funciona en pequeña escala.
“No es un momento para cambios graduales y tímidos, sino para políticas transformadoras y audaces que realmente muevan las agujas del desarrollo”, señaló la Cepal en su trigésimo noveno período de sesiones, que comenzó el lunes y termina hoy miércoles. La CEPAL presentó a los países de la región su propuesta para impulsar un crecimiento más alto y sostenido y un desarrollo sostenible e inclusivo.
Propone 10 áreas prioritarias de política para transformar el modelo de desarrollo de la región, e identifica posibles sectores impulsores del crecimiento sostenible e inclusivo.
El Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, dio a conocer el documento institucional titulado: Hacia la transformación del modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe: producción, inclusión y sostenibilidad. “Me atrevería a afirmar que lo que realmente estamos enfrentando como región es una verdadera crisis del desarrollo“, dijo e insistió en los “notorios retrocesos en materia de desarrollo”, como indicadores de bienestar en dimensiones de la pobreza, salud, educación, empleo y equidad de género, entre otras.
En sus cinco capítulos el informe analiza, entre otros temas, el presente y futuro de la globalización, la heterogeneidad productiva propia de la región y discute políticas para el desarrollo productivo sostenible. Asimismo, aborda la dinámica entre el empleo y la protección social y la importancia de los impulsos sectoriales para reactivar el crecimiento económico.
Según el documento, en 2022 los países de la región enfrentan los efectos de una serie de crisis en cascada: climática, de salud, de empleo, social, educativa, de seguridad alimentaria, energética, y de costo de la vida, todas las cuales impactan con diversa intensidad y variadas características a numerosos países, incluyendo a todos los de América Latina y el Caribe.
En la región, la combinación de factores externos e internos ha reducido la capacidad de crecimiento económico y de generación de empleos de calidad y dificultado su lucha contra la pobreza y la pobreza extrema. Sus estructuras económicas y sociales se han debilitado y han entrado en situaciones que refuerzan la inercia de un débil desempeño económico.
Al respecto, la publicación señala que luego de la baja tasa de crecimiento económico de 0,6% promedio anual registrada en el período entre 2014-2019, una contracción histórica de 6,9% en 2020 y una recuperación de 6,5% en 2021, la CEPAL estima que las economías de América Latina y el Caribe crecerán un 3,2% en 2022 y se espera una fuerte desaceleración con un crecimiento proyectado de 1,4% en 2023.
Además, recientemente el menor crecimiento de la actividad económica ha estado acompañado de un significativo aumento en la tasa de inflación. En junio de 2022 el promedio regional fue de 8,4%, más de dos veces el valor del promedio observado entre enero de 2005 y diciembre de 2019 (de 4,1%). Por otra parte, la situación fiscal de los países de la región se ha deteriorado producto de los importantes esfuerzos fiscales que se hicieron para combatir los peores momentos de la crisis del COVID-19 y sus consecuencias sociales.
En concordancia con lo anterior, la situación social en la región también se ha deteriorado, con aumentos considerables en los niveles de pobreza reflejando los efectos de la pandemia y de la recesión económica que la acompañó. Para 2020, la CEPAL calculó que la pobreza y la pobreza extrema alcanzaron, respectivamente, al 33,0% y 13,1% de la población. Para 2021, la incipiente recuperación de las economías se tradujo en una caída muy modesta de la pobreza al 32,1% y un aumento marginal, pero continuo, de la pobreza extrema al 13,8%.
Cambio de políticas y de actores
“Es en este contexto que los países de la región deben adoptar políticas que les permitan dinamizar el crecimiento sostenible, atenuar las presiones inflacionarias, generar empleo de calidad, y mitigar los costos sociales junto con reducir la pobreza y desigualdad. Todo esto plantea serios retos para los sistemas políticos y de gobernanza y para las capacidades técnicas, operativas y políticas de las instituciones públicas”, señala el documento de la CEPAL.
En esta línea de pensamiento, la CEPAL ha propuesto a la región una serie de sectores impulsores que pueden dinamizar la transformación productiva y estructural, así como la inversión y la creación de empleos. Estos son: energía (transición energética), electromovilidad, economía circular, bioeconomía, industria manufacturera de la salud, transformación digital, economía del cuidado, turismo sostenible, y micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y economía social y solidaria.
Para articular un universo tan amplio de problemas y alternativas de política, la CEPAL subraya la necesidad de avanzar en los pactos fiscales, productivos, sociales y ambientales para superar los problemas de la coyuntura actual y transitar a largo plazo hacia sociedades sostenibles, cohesionadas y resilientes, características que implican avanzar hacia la concreción de Estados de bienestar en el marco de una sociedad del cuidado.