Un grupo de tres de las economías clave de América Latina planean seguir flexibilizando su política monetaria después de realizar otra ronda de recortes de tasas de interés, en marcado contraste con las señales de la Reserva Federal de que los costos de endeudamiento de Estados Unidos podrían caer sólo después de marzo.
Brasil bajó la tasa de referencia Selic en medio punto porcentual (a 11,25%), por quinta vez consecutiva y prometió mantener el mismo ritmo de flexibilización al menos durante las próximas dos reuniones. Chile realizó un enorme recorte de 100 puntos básicos (a 7,25%), mientras que Colombia redujo las tasas en un cuarto de punto, de 13% a 12,75%, los cuales fueron votos divididos y la minoría respaldó una flexibilización más rápida.
Por el contrario, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reforzó que no hay prisa por bajar las tasas al decir que es “poco probable” que alcancen el nivel de “confianza” necesario para recortarlas en marzo. Los operadores redujeron las probabilidades de una reducción ese mes al 30% después de que habló, desde más del 60% ese mismo día.
Los bancos centrales latinoamericanos se están alejando de sus homólogos de las economías avanzadas, cosechando los beneficios de las tempranas y agresivas campañas de ajuste monetario tras la pandemia. Sus ciclos de relajación reflejan la confianza en que la inflación se desacelerará hasta alcanzar su objetivo a medida que se enfríe la demanda. Aún así, están atentos a las presiones sobre los precios que pueden provenir del clima extremo causado por El Niño y las monedas más débiles.
“Hay margen para que los bancos centrales latinoamericanos relajen gradualmente sus políticas antes que la Reserva Federal, dadas sus posturas monetarias muy restrictivas y las perspectivas de inflación actuales y prospectivas mucho más favorables”, dijo Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs Group.