Este año se crecería 4,1%, pero la pobreza extrema podría llegar a 14,4%
Después de un año de pandemia que dejó una caída cercana a 7,4% del PIB de América Latina y el Caribe, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) espera que la región tienda a crecer 2,5% desde el próximo año.
Así lo pronosticó la entidad en su más reciente informe macroeconómico para América Latina y el Caribe, en el que también destacó que este año se pronostica un crecimiento de 4,1%, expectativa que coincide con la del Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, el BID advirtió que las proyecciones de recuperación y crecimiento están basadas en un escenario positivo de cuatro factores determinantes. En primer lugar, que las economías avanzadas logren inmunizar su población antes del tercer trimestre de 2021. Luego, que no haya retrasos en las campañas de vacunación, que se levanten los bloqueos internacionales a la exportación de vacunas y, finalmente, que los países sigan abriendo sus economías con el levantamiento de las restricciones.
Un escenario crítico de 2021
Ahora bien, bajo un escenario crítico, según el BID, la recuperación económica de la región podría limitarse a un crecimiento de 0,8% en 2021, lo que dejaría un impacto negativo en 2022 con una contracción de 1,1%, para ver finalmente una recuperación positiva de 1,8% hasta 2023.
Otro de los sectores analizados por el informe que entregó el BID fue el mercado laboral. En este, se estima un impacto negativo, producto del shock externo y de las medidas de confinamiento adoptadas por cada país. De acuerdo con la entidad, en el mercado laboral de la región se perdieron 10% de los empleos entre febrero y octubre de 2020, lo que significó una disminución de 26 millones de empleos en 12 países. A febrero de este año, el porcentaje se redujo a 7%.
Mayor pobreza
Dicho impacto en las oportunidades laborales de la población de América Latina y el Caribe tuvo una especial injerencia en la profundización de la pobreza y la pobreza extrema en la región.
Según las estimaciones del BID, la pobreza extrema, que antes de la pandemia era de 12,1%, llegará a niveles de 14,6%. Así mismo, se pronostica que la pobreza moderada aumentará de 11,7% hasta 14,6% en lo corrido de este año. De acuerdo con Eric Parrado, economista jefe del BID, la idea es que este año se intente aterrizar en un lugar seguro, donde los gobiernos puedan salvar a la gente, pero también a la economía.
Bajo este mismo escenario, los gobiernos de la región implementaron paquetes de ayuda fiscal que estaban dirigidos a mitigar el impacto económico y social de la pandemia. El monto de estos paquetes sumaron $485.000 millones.
El paquete fiscal promedio entre los países de la región fue de 8,5% del PIB. Sin embargo, los montos destinados para alivios fiscales no fueron iguales en todos los grupos que componen la región. Por ejemplo, las economías avanzadas liberaron 18,8% de su PIB para cubrir el déficit en tiempo de pandemia; los países andinos lo hicieron con 12% del PIB; los del Cono Sur, con 9,3%; en el Caribe, el apoyo fue de 5,7% del PIB, mientras que en Centroamérica la inversión fue de 5% del PIB,
La alta disposición de recursos para sostener el impacto económico y social de la pandemia empujó a los países de la región a elevar el monto de la deuda externa, que en 2019 fue de 58% y que al cierre de 2020 se ubicó en 72%, lo que significó un aumento de 14 puntos porcentuales en el periodo de un año.
No solo la reducción del PIB contribuyó al aumento de la deuda, sino que también influyeron factores como la depreciación del tipo de cambio, el aumento en el pago de los intereses en tres puntos porcentuales y las bajas tasas de inflación. El primer y el tercer caso contribuyeron en tres puntos porcentuales del PIB, cada uno, al crecimiento de la deuda externa.
Mauricio Claver-Carone, presidente del BID, dijo que, en la entidad, “la región tendrá un socio comprometido para ayudar a enfrentar los desafíos y estar equipados con los recursos financieros necesarios”.