El sector bancario hondureño muestra una caída interanual de más del 8% en su actividad al mes de septiembre, por efectos de la pandemia del Covid-19, lo que se refleja de mayor forma en la reducción de las utilidades.
Según el informe preliminar de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS), los 15 bancos en el mercado acumulan “utilidades por 3.329 millones de lempiras“, que incluyen las pérdidas de Banrural de 287 millones.
Al comparar las ganancias con las registradas a septiembre de 2019 (4.896 millones), se reporta una reducción de “1.567 millones de lempiras”, es decir una baja del 32%.
La reducción de los costos en la banca, ha sido una de las medidas para paliar la menor demanda de créditos y del margen financiero, producto de los efectos de la pandemia.
Incluso un banco (Azteca) se acogió a las medidas de alivio aprobadas por el Gobierno, que permitió la suspensión temporal de empleados.
Ranking a septiembre
Aunque menores, las ganancias siguen en un alto nivel para los primeros bancos en el ranking financiero. Banco Ficohsa lidera en utilidades con 725 millones, seguido de Occidente (709 millones) y BAC Credomatic (673 millones).
Por primera vez, Banco Atlántida ha sido desplazado al cuarto lugar con 621 millones de lempiras. Banpaís (417 millones) en quinta posición y Davivienda (149 millones) en la sexta, cierran el grupo de entidades financieras que han ganado más de 100 millones al mes de septiembre. Estos seis bancos se reparten más del 90% de las ganancias totales del sistema al cierre del tercer trimestre del año.
Intermediación financiera a la baja
Según el Banco Central de Honduras, en su Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), la actividad de Intermediación Financiera reflejó caída de 1.6% a septiembre, frente a un incremento de 7,7% en el mismo período de 2019.
La baja se debe a la reducción de los ingresos por comisiones (básicamente las derivadas del otorgamiento de nuevos préstamos), unido al descenso en el margen financiero.
La desaceleración de los ingresos por concepto de intereses sobre la cartera crediticia -en particular los destinados al consumo, agropecuario e
industria-, afectan a los bancos, además del aumento en los gastos financieros por los depósitos captados.
Asimismo, las compañías de seguros y fondos de pensiones presentaron un
comportamiento negativo, por los menores ingresos por primas y aportaciones, respectivamente.