El último informe de The Economist analizó por qué los trabajadores de América Latina son tan improductivos. Una de las razones, precisa el informe, sería la inversión débil en nuevas tecnologías, infraestructura y educación.
“Si los hacedores de políticas no introducen capital, los trabajadores van a ver un retraso frente a sus competidores”, advierte la publicación inglesa, que agrega que en la región la inversión equivale a 20% del PIB (Producto Interno Bruto), comparado con un promedio de 25% del PIB en otros países emergentes.
Señalan que el Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que culpar solo a la inversión por la falta de crecimiento es mezclar la causa con el efecto, pues también se deben tener en cuenta tendencias a largo plazo como la educación, en la que la región se quedó aún más rezagada frente a sus pares, por ejemplo, de la Ocde.
El reporte señala que el crecimiento de la región se ha frenado y no como podría pasarles a otras naciones por falta de personal, pues por el contrario cuenta con una de las poblaciones más fuertes en el mundo. No obstante, el crecimiento estimado para este año es de 1,9% en 2023 y de 2% en 2024.
Freno a los emprendedores
Otro fallo sería el camino arduo que deben pasar las nuevas empresas y propuestas para sobrevivir. Para The Economist, se frena la innovación y terminan solo en el mercado las compañías viejas e improductivas. Sin mencionar, que también la canasta exportadora no llega a ser del todo diversa.
“El principal problema, como sea, es un enorme sector informal”, añade el medio. El reto entonces es que los trabajadores encuentren en la formalidad condiciones favorables y llamativas para salir de esta condición en la que los costos, por ejemplo, de operación pueden ser menores. Así como aprovechar las herramientas actuales de los países para lograr ese progreso y productividad.
“Hacer a las industrias más competitivas también moverá las ganancias. El progreso en la educación es probable que sea lento, sin embargo, la región tiene poderosos gremios de profesores”, precisa.
Para The Economist, América Latina necesita repensar una nueva política económica en la que realmente se impulse a las industrias. La publicación señala que no es solo atraer a las compañías con los commodities, por ejemplo, para la transición energética y “obligarlos” a desarrollar sus productos aquí, sino que debe incentivarse sus procesos con un mejor ambiente para los negocios y en el que las compañías decidan quedarse e invertir.
“Si no se toman esas oportunidades en este momento, los hacedores de políticas tienen el riesgo de desmoronarse en una nueva década de crecimiento lento”, concluye.