La compañía aérea Avianca Brasil, la cuarta mayor del gigante sudamericano, ha solicitado este martes a la justicia brasileña acogerse a la protección por bancarrota.
En caso de que no le fuera concedida, la compañía ha advertido de que, de aquí al 31 de diciembre, podría dejar de atender a 77.000 pasajeros que ya han comprado sus billetes.
El endeudamiento que acumula la aerolínea podría desembocar, según documentos a los que accedió la agencia Reuters, en el embargo de hasta 14 aviones de su flota. El proceso pasa ahora a manos de la Sala Primera de Quiebras y Recuperaciones Judiciales de São Paulo.
Avianca Brasil, antiguamente Oceanair, achaca su declaración de bancarrota a los altos costos de combustible y las demandas que amenazan a algunos de sus aviones.
La semana pasada, la compañía fue obligada por la justicia brasileña a devolver 11 aeronaves de su flota a la empresa irlandesa Constitution Aircraft, filial de la estadounidense Aircastle, tras no cumplir a tiempo con el pago por su alquiler.
La deuda total de Avianca Brasil se calcula en el entorno de los 125 millones de dólares y entre sus acreedores se encuentran la petrolera semiestatal brasileña Petrobras y el aeropuerto de Guarulhos, en São Paulo.
La aerolínea cubre rutas tanto internas como externas con unas 60 aeronaves. Sobre 26 de ellas —y 52 motores— pesan demandas judiciales.
La aerolínea es independiente de la colombiana Avianca Holdings, aunque pertenecen al mismo propietario, el empresario brasileño German Efromovich y su grupo Synergy.
Después de que se conociese la petición de bancarrota, las acciones de Avianca Holdings reaccionaron —en cuestión de minutos— con un desplome de casi el 20% en la Bolsa colombiana, pero se recuperaron a lo largo de la jornada hasta cerrar en un precio cercano al de la apertura.