América Latina y el Caribe tiene una tasa de fertilidad de 1.8 nacimientos por mujer
Según datos del Banco Mundial arrojaron que América Latina y el Caribe tiene un promedio de 1,8 nacimientos por mujer. Bolivia, Honduras y Guyana son los países de la región que tienen las mayores tasas de fertilidad con 2,5, 2,5 y 2,4 hijos por mujer, respectivamente.
En el listado también está Paraguay, Guatemala y Nicaragua, con 2,4, 2,3 y 2,3 nacimientos, respectivamente. Estos países están justo por encima del promedio mundial de 2,2. También está Panamá (2,1); Venezuela (2,1); Perú (2); México (1,9); Ecuador (1,8); Brasil (1,6); Colombia (1,6); Argentina (1,5); Uruguay (1,4); Costa Rica (1,3); y Chile (1,2).
En el mundo, los países con más fecundidad son los Africanos. Chad y El Congo lideran el ranking mundial con 6,1 hijos por mujer cada uno, seguido de Nigeria, Somalia y la República Centroafricana con 6,1, 6,1 y 6, respectivamente. El listado tiene otras naciones como Malí (5,6); Burundi (4,9); Mozambique (4,8); y Mauritania (4,7).
Tasa de fecundidad global a la baja
En cuanto a las economías con las tasas más bajas de nacimientos está la región de Macao, en China, con apenas 0,6 hijos por cada mujer. Corea del Sur sigue con 0,7 y Hong Kong con 0,8 niños. Sigue Puerto Rico, China, y las Islas Vírgenes Británicas con un nacido por cada uno. Se encuentran en el listado Singapur (1); Ucrania (1); España (1,1); Malta (1,1); y San Marino (1,1).
Un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas, Unfpa, asegura que los cambios demográficos «transformarán el futuro de la humanidad para las próximas generaciones». La entidad asegura que muchos países se siguen caracterizando por altas tasas de fecundidad, mientras que otros están viendo un retroceso.
«La diversidad de perfiles demográficos también se manifiesta dentro de los territorios nacionales. Por otra parte, la estructura actual del planeta es una consecuencia previsible de la existencia de tendencias muy arraigadas. Lo que debería resultarnos más desconcertante no es tanto la velocidad a la que se transforma el mundo, sino nuestra reticencia colectiva a hacer frente a esos cambios desde la preparación y la prudencia», dice la Unfpa.