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Tasa de fecundidad en el mundo cae más de lo esperado

La humanidad se encamina a un mundo con menos niños. Las tasas de fertilidad están cayendo en casi todos los países a un ritmo mucho más acelerado de lo que preveían los demógrafos.

La tasa global de fecundidad (TGF) a nivel mundial fue de aproximadamente 2,3 hijos por mujer en 2023 a 2,2% en 2025, representando una disminución significativa desde el pico histórico de 4,9 hijos por mujer en 1950. Esta tendencia a la baja, que se espera continúe, indica que más de la mitad de los países están por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer, lo que tiene profundas implicaciones demográficas para el futuro. 

Si la tendencia continúa, la población podría alcanzar su punto máximo en la década de 2050, sin llegar a los 9.000 millones de personas, muy por debajo de los 10.300 millones que la ONU había proyectado para 2084.

De hecho, según ‘The Economist’, el ritmo de las caídas globales de fertilidad se duplicó entre las décadas de 2000 y 2010 y se ha vuelto a duplicar en esta década, disminuyendo, en promedio, casi 2% anual.

Honduras con una tasa de 2,5, según datos del Banco Mundial

En muchos lugares, la tasa de fertilidad está disminuyendo mucho más rápido. Niveles que antes habrían sido inimaginablemente bajos se están volviendo habituales. Por ejemplo, en Turquía el número de nacimientos que una mujer típica tendrá a lo largo de su vida si se mantienen los patrones actuales, descendió a 1,48.

Esta cifra está muy por debajo del nivel necesario para mantener la población estable a largo plazo, que es de aproximadamente 2,1 y también estuvo por debajo de lo que esperaban los demógrafos.

La caída de la natalidad no se limita a Turquía. En todo el mundo, tanto en los países pobres y de ingresos medios como en los ricos, la fecundidad está disminuyendo mucho más acentuadamente de lo previsto por la mayoría de las proyecciones.

Por ejemplo, en Bogotá, la tasa de fecundidad es de 0,91 hijos por mujer, muy inferior a la de Tokio. Causa curiosidad estas cifras enmarcadas en la polémica campaña “Salva a Colombia, ¡ten hijos!”, una propuesta que busca articular estrategias para incrementar la natalidad en el país.

Caída global

Otro caso preocupante es India, en donde ha caído por debajo del nivel necesario para mantener estable su población a largo plazo. La contracción demográfica ya es una realidad en China, y otros países siguen el mismo camino. México registra hoy una tasa de fertilidad total, TFT, de 1,6 hijos por mujer, prácticamente igual a la de su vecino Estados Unidos, pese a su menor nivel de ingresos.

En Europa, la tendencia es aún más dramática: Francia reportó en 2024 menos nacimientos que en 1806, cuando su población era menos de la mitad de la actual, e Italia alcanzó el nivel más bajo desde su unificación en 1861.

Según The Economist, el declive de la fertilidad no es nuevo: lleva siglos en marcha, impulsado por factores positivos como los sistemas de seguridad social, que redujeron la necesidad de depender de los hijos en la vejez, y la caída de la mortalidad infantil, que eliminó el incentivo de tener hijos “de repuesto”. Tras el baby boom de la década de 1960, la tendencia descendente reflejó sobre todo la mayor autonomía de las mujeres, que comenzaron a acceder a más educación, planificación familiar y carreras profesionales.

Lo que sorprende hoy, señala la revista, es la velocidad del desplome. El ritmo de las caídas globales se duplicó en la década de 2000 y volvió a duplicarse en esta.

En países como Corea del Sur, donde la TFT lleva siete años por debajo de 1, esto podría implicar que su población se reduzca a más de la mitad en el transcurso de una sola generación.

Hoy, solo un tercio de la población mundial vive en países con tasas de fertilidad suficientes para sostener el crecimiento demográfico. Incluso allí, los nacimientos están cayendo más rápido de lo esperado. África, que aún registra cifras muy por encima del promedio global, tampoco escapa a la tendencia: sus tasas de fecundidad también descienden a gran velocidad.

Un pico poblacional menor y un declive más temprano tendrían repercusiones profundas. No es solo un reto estadístico para el Banco Mundial, el FMI o los gobiernos que basan sus proyecciones en los datos de la ONU: se trata de un desafío para la economía global, que deberá adaptarse a un mundo en el que la fuerza laboral y el consumo se reduzcan de manera sostenida. El equilibrio de poder internacional, el medio ambiente y las estructuras sociales podrían transformarse de forma radical.

La ONU prevé solo dos caminos para los países con baja fertilidad: que se estabilicen o que empiecen a repuntar. Estados Unidos estaría en el primer grupo, con una tasa que cayó de 1,9 hijos por mujer en 2010 a 1,6 y se mantendría allí hasta fin de siglo. Corea del Sur, en cambio, seguiría la segunda trayectoria: tras desplomarse de 1,2 a 0,72 en la última década, su natalidad subiría gradualmente hasta 1,3 en los próximos 80 años.

Aunque no se descarta un repunte en algunos países como ocurrió a comienzos de los 2000 en Estados Unidos y el norte de Europa, cuando muchas mujeres que habían pospuesto la maternidad decidieron tener hijos, no está claro que el mundo vaya a repetir ese patrón. 

De hecho, en la mayoría de los países que parecían haber estabilizado su fecundidad, las tasas han vuelto a caer. En los nórdicos, por ejemplo, han bajado cerca de una quinta parte desde 2010. Lo que resulta menos convincente y lejano es la idea de que la recuperación comenzará de inmediato, incluso en los países más afectados.

John Wilmoth, de la división de población de las Naciones Unidas, explicó a la revista una razón para la idea de que las tasas de fecundidad se recuperarán: “la expectativa de un progreso social continuo hacia la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres”.

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