Muchas personas con COVID-19 se recuperan desde casa; sin embargo, existen otras con factores de riesgo que pueden padecer una enfermedad grave y requerir desde atención médica hospitalaria hasta asistencia respiratoria o inclusive, morir. Para tener una aproximación hacia si se es o no propenso a enfermarse gravemente por el contagio con el virus SARS-CoV-2, la población puede acceder a la “calculadora de riesgos de covid-19”, desarrollada por Pfizer.
Específicamente, tener más de 65 años o menos de seis meses de edad, vivir con diabetes u obesidad y padecer enfermedades cardíacas, pulmonares crónicas o de cáncer, son solo algunos de los factores de riesgo que pueden llevar a una persona a experimentar COVID-19 grave.2y3 Por ejemplo, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) señalan que más del 81% de las muertes por COVID-19 ocurren en personas mayores a los 65 años.3
La calculadora le solicita a la persona datos relacionados con edad, estatura y peso, así como sobre otros factores (fumado e inactividad física) y afecciones, para hacer la evaluación de riesgo y emitir una ficha técnica. Si a futuro el paciente recibe un diagnóstico por COVID-19, puede facilitar dicha ficha a su médico tratante para conocer las implicaciones de sus factores de riesgo y si es necesario o no usar algún tratamiento.1
Cabe destacar que los enunciados de la calculadora se basan en la clasificación de riesgo de los CDC y tienen fines meramente informativos y educacionales; además, no pretenden reemplazar la consulta o el diagnóstico médico.1
“Más de 776 millones de casos se han detectado con COVID-19 y más de siete millones de personas han fallecido, en el mundo, desde el inicio de la pandemia. Saber, planear y actuar ante la COVID-19 es esencial y esta calculadora de riesgos es una iniciativa valiosa que creamos como parte de nuestro compromiso en la lucha contra esta enfermedad”, dijo Lucila Mouro, gerente general de Pfizer Centroamérica y Caribe (CAC).
Planear la manera de actuar ante el posible padecimiento de la COVID-19 puede incluir desde asegurarse que su esquema de vacunación esté al día hasta tener actualizada la lista de medicamentos que toma normalmente y los contactos del médico de confianza. Además, tener a mano la referencia de una persona en quien buscar apoyo, entre otros.
Prevención y tratamiento
La vacunación se mantiene como la estrategia más segura, eficaz y confiable para generar protección contra la COVID-19. Específicamente, puede reducir el riesgo de padecer un eventual cuadro grave de la enfermedad, de requerir hospitalización, de tener problemas de salud a largo plazo y hasta de morir. Cabe destacar que las posibilidades de hospitalización incrementan en quienes que no tienen sus vacunas actualizadas.
De acuerdo con los CDC, las personas pueden obtener cierto grado de inmunidad luego de padecer la COVID-19; sin embargo, el nivel y su duración pueden cambiar, más que todo por las diversas variantes del virus SARS-CoV-2, y disminuir con el paso del tiempo.
“Mientras la data clínica e información del mundo real continúan demostrando que las vacunas pueden ayudar a proteger contra la COVID-19, en Pfizer seguimos trabajando bajo un enfoque multidisciplinario orientado hacia la prevención de la enfermedad -incluyendo actualizaciones de la vacuna-, el diagnóstico y el tratamiento adecuado de pacientes adultos. ¡Todavía existe mucho por hacer!”, detalló el doctor Marcel Marcano, líder médico de Vacunas de Pfizer Centroamérica y Caribe.
En lo que a tratamiento se refiere, existen algunos medicamentos que pueden reducir las posibilidades de requerir hospitalización y de fallecer. Estos solamente pueden ser recetados por el médico tratante, bajo diversas consideraciones, y deben iniciarse dentro de los cinco a siete días posteriores a la presencia de síntomas, para que sean efectivos.
Además de la vacunación, las personas pueden seguir poniendo en práctica el lavado de manos constante, la desinfección de superficies que se tocan con frecuencia y el toser o estornudar con un pañuelo desechable o con el codo, para reducir las posibilidades de una infección por SARS-CoV-2 y de padecer COVID-19 grave.