El uso de la fibra óptica más avanzada en casa si la red WiFi genera algunos problemas y la velocidad máxima teórica que una conexión es capaz de darnos siempre va a estar limitada por la configuración de la red WiFi.
Sí, una red WiFi moderna es capaz de alcanzar una velocidad teórica de descarga de hasta 1 Gbps (con el estándar 802.11ac) pero en realidad son muchos los factores que hacen que esa cifra se vea reducida.
Sin embargo, con pequeños cambios, y entendiendo cómo funcionan estas redes, es posible exprimir mejor la capacidad de transferencia disponible. Si el WiFi de casa te va lento, estos siete consejos te ayudarán a mejorarlo.
Busca un lugar más adecuado para el router
Los routers WiFi rara vez son atractivos pero si tratamos de esconderlos detrás de una estantería o en el cajón, la señal va a tener dificultades para llegar a los dispositivos. El emplazamiento ideal de un router es en el centro de la habitación y en alto, lejos de las paredes y de otros dispositivos y objetos metálicos.
Es comprensible que no queramos ponerlo justo en el centro del salón, pero lo ideal es buscar un lugar en una mesa o una estantería a media altura, cerca del centro de la casa, y asegurarse de que no tiene muchas obstrucciones alrededor.
Cambia d canal
Hoy en día todo el mundo utiliza redes WiFi y si vivimos en una ciudad, eso quiere decir que nuestra red compite con la de nuestros vecinos en el uso del espacio radioeléctrico disponible. Los estándares modernos de WiFi incluyen protecciones contra interferencias pero es inevitable que se produzcan si hay muchas alrededor.
Si tienes acceso a la configuración del router, es posible cambiar el canal de emisión a uno con menos tráfico. Hay aplicaciones para móvil (como Wifi Analyzer) que escanean redes cercanas y te permiten saber qué canales están menos cargados.
Cambiar la antena
No todos los routers permiten hacerlo y en algunos de los más recientes el diseño está precisamente optimizado para que no se vean pero si la antena o las antenas del router WiFi pueden extraerse, es posible comprar unas de mayor tamaño con las que conseguir mayor cobertura. Es importante que la antena esté extendida hacia arriba, perpendicular a la base del router.
Algunos trucos, como usar una lata de cerveza o refresco abierta longitudinalmente y en forma parabólica en la antena, pueden ayudar a ganar algo de cobertura, sobre todo si el router está pegado a una pared, pero generalmente no merecen la pena.
Pasa a los 5GHZ
Si todos los canales están saturados, considera usar una red inalámbrica que emita en 5 Ghz en lugar de 2,4 Ghz (la habitual en conexiones WiFi). Desde la utilidad de configuración del router, si es relativamente moderno, es posible crear estas redes.
Las redes que emiten en 5 GHz tienen algo menos de alcance que las que emiten en 2,4 Ghz pero también suele ser un espacio más libre de interferencias. Asegúrate, eso sí, de que tus dispositivos son compatibles con estas frecuencias. Algunos productos antiguos pueden ser compatibles sólo con redes WiFi de 2,4 Ghz.
Echa a los “okupas”
Si tenemos una red no protegida por un password o con una contraseña WEP (un antiguo sistema de cifrado ya en desuso), es posible que alguien esté usando nuestra red WiFi para conectarse a Internet, ocupando parte del ancho de banda disponible.
Si el router permite ver qué dispositivos están conectados es conveniente hacer una auditoría y asegurarnos de que sólo nuestros teléfonos, ordenadores y dispositivos estén usando la red.
Cambiar la contraseña de la WiFi de forma periódica o al menos evitar usar la que viene por defecto suele ser también una buena idea.
Usar repetidores y routers Mesh
Si vivimos en un apartamento o casa de grandes dimensiones o con varias plantas, es posible que la señal del router no llegue bien a todos los rincones. Hay dos buenas soluciones a este problema.
La primera es usar repetidores de red WiFi, pequeños adaptadores que extienden el área de cobertura. Pueden dar problemas cuando nos movemos entre el área de cobertura del router principal y el repetidor pero para dispositivos estáticos, como un PC, pueden ser una buena solución.
Mejor aún es usar routers wifi “mesh” (malla en inglés), que son routers específicamente diseñados para coordinarse con varios puntos de acceso repartidos por la casa. Son un solución que se ha popularizado en los últimos años y que funciona muy bien. Netgear Orbi, Google WiFi, Eero o TP-Link Deco son algunas de los sistemas de routers wifi “mesh” que están disponibles hoy en día en el mercado. Muchos se venden en packs de dos y tres routers para cubrir grandes superficies.
Actualizar los dispositivos
Una razón bastante común por la que las redes WiFi van más lentas de lo esperado es que el software y el hardware de los equipos conectados no está al día.
Es importante actualizar el router WiFi a la última versión disponible de su software (por lo general se puede hacer desde la herramienta de configuración). Lo mismo con los dispositivos que conectamos a la red. Lo ideal, y no sólo por asegurarse una gran velocidad, es que estén siempre actualizados.
Es raro que estemos en un hogar en el que todos los dispositivos sean compatibles con las últimas versiones de WiFi (802.11ac o 802.11ax). Muchos teléfonos y PCs antiguos o consolas de videojuegos, por ejemplo, usan 802.11g o 802.11n, estándares de menor velocidad de transferencia. Esto puede lastrar la velocidad de toda la red, simplemente por el hecho de que estos dispositivos tardan más en comunicarse y descargar grandes archivos, ocupando parte del ancho de banda que podrían estar usando dispositivos más eficientes.
Si es posible -por ejemplo en el caso de un PC antiguo- conviene comprar un adaptador WiFi moderno que se conecte por USB y usarlo en lugar del que viene por defecto.
Si el router WiFi es muy antiguo y es una cesión de la operadora de telefonía, es buena idea hablar con ellos y pedir que lo actualicen. No sólo por tener mayor velocidad sino también por seguridad.