La inestabilidad global afectó a las remesas en todo el mundo, con un crecimiento del 0,7%
Las remesas globales crecieron apenas un 0,7% en 2023 para alcanzar unos 656.000 millones de dólares, según las cifras presentadas este miércoles por el Banco Mundial. El incremento de este capital crucial en los países receptores ha quedado por debajo de lo que el organismo internacional estimaba a finales de ese mismo año.
Además, supone una moderación significativa con respecto al fuerte aumento de envíos de capitales por parte de emigrantes a países de bajos y medios ingresos en 2021 y 2022. Sin embargo, las remesas dirigidas a América Latina y el Caribe crecieron a un ritmo del 8% con envíos de unos 155.000 millones de dólares, gracias principalmente a la fortaleza del mercado laboral de Estados Unidos.
Los 66.200 millones de dólares que los migrantes enviaron a sus familias hacen de México el país que más dinero recibe de la región y el segundo del mundo por detrás de India, al que llegaron 120.000 millones de dólares. Los envíos a México crecieron un 7,8% en 2023.
En América Latina contrasta el crecimiento del 44,5% de las remesas a Nicaragua mientras que las de Argentina cayeron un 13,4%. El Banco Mundial espera que el año que viene las remesas crezcan a un ritmo del 2,7% en la región.
A pesar de los datos de América Latina, la desaceleración a nivel mundial es resultado de fuertes variaciones regionales que se van a mantener en 2024 y 2025, años para los que se espera una recuperación del 2,3% y 2,8% respectivamente en términos globales.
En dos años se espera que los envíos totalicen una suma de 690.000 millones de dólares, aunque el Banco Mundial considera que hay riesgos de que no se materialice esta previsión. Este organismo presta especial atención a la estabilidad económica de los países de establecimiento de migrantes, la escalada de los conflictos bélicos en Oriente Medio y problemas en energía o mercados financieros que puedan volver a presionar a alza a la inflación y reducir el crecimiento.
En el sur de Asia, los 168.000 millones que mandaron sus emigrantes, sobre todo a India, supusieron un aumento del 5,2%, por debajo del ritmo del 12% del año anterior. Pero es un aumento que contrasta con las caídas del 15% de remesas en las regiones de Oriente Medio y el Norte de África y así como las destinadas a Europa y Asia Central debido a los efectos de la guerra de Rusia en Ucrania.
Estos flujos de dinero estuvieron afectados el año pasado por una combinación de factores cíclicos y estructurales de los países desde las que se emiten y se reciben. Entre esos factores, el Banco Mundial explica que los más importantes son el mercado laboral para los migrantes en las naciones de establecimiento, sus políticas de inmigración, las rutas de tránsito y sus perspectivas de empleo además de los cambios de divisas.
En este sentido, la recuperación del empleo tras la covid en países de altos ingresos, ha sido uno de los motores de las remesas, particularmente porque la mejora laboral ha llegado antes a los inmigrantes que a los nativos de los países. De hecho, la fortaleza de las remesas a Latinoamérica y el Caribe se han beneficiado de un mercado laboral en Estados Unidos cercano a lo que se considera el pleno empleo.
Los principales destinos de los estimados 302 millones de migrantes internacionales en 2023 son Estados Unidos, Alemania, Arabia Saudí, Rusia y Reino Unido. India, Ucrania, China, México y Venezuela son, en este orden, los principales países de origen y el corredor de México a Estados Unidos el más transitado del mundo seguido de las naciones fronterizas con Europa.
El número de refugiados y solicitantes de asilo por razones de guerra, violencia y persecución ha alcanzado las 50 millones de personas.