El Banco Central de Europa (BCE) ha desvelado que en los últimos meses ha impuesto sanciones a Santander, BBVA y otros 27 bancos por incurrir en errores relacionados con la gestión de sus reservas mínimas. Las multas, hasta el momento, han sido por importes pequeños, en consonancia con las reducidas cuantías de los incumplimientos.
El BCE ha desvelado que ha impuesto sanciones en los últimos meses a BBVA y a una filial de Santander en Alemania, entre otros grupos bancarios internacionales, por errores en la gestión de sus reservas mínimas (son un requerimiento de la liquidez que las entidades han de mantener a buen recaudo).
La gestión operativa de estas reservas se ha vuelto una tarea compleja. En el pasado, los bancos aparcaban sus recursos de liquidez en la caja del BCE y cobraban un determinado interés por ello. Sin embargo, desde que la autoridad monetaria decidió el pasado 27 de julio de 2023 dejar de remunerar estas partidas, las entidades han desarrollado al máximo sus estrategias para poner cada día este dinero a trabajar.
Y el BCE está al quite. Desde mediados del pasado septiembre, cuando el BCE ha comenzado a hacer públicas las sanciones, la institución que preside Christine Lagarde ha multado a 29 bancos por errores relativos a desajustes en el volumen de reservas mínimas exigidas para el correcto funcionamiento de la política monetaria y la estabilidad financiera. Entre estas entidades aparecen BBVA y Santander Consumer Alemania con multas por valor de 5.545,47 euros (US$5.899,35) y 3.855,13 (US$4.101,15) euros, respectivamente.
La cuantía del tirón de orejas del BCE es sumamente pequeña para las cifras que suelen mover los bancos. Estas sanciones, señalan fuentes cercanas a la autoridad monetaria, son proporcionales a un importe relativamente menor del descuadre en las reservas mínimas de las entidades, algo que refleja que se trata de errores de cálculo en la gestión de estos recursos y no de carencias por parte de los bancos. Pero el número de entidades apercibidas evidencia que los fallos a la hora de gestionar activamente el dinero depositado en Fráncfort son un problema generalizado.
Errores ya subsanados
En el caso de BBVA, la sanción tiene su origen en “un error operativo puntual en uno de los ficheros que se utilizan para el control de la posición de liquidez del banco, concretamente de la oficina de Milán”, según explican fuentes de la entidad, que añaden que el problema se solventó “en los días siguientes”. A raíz de esta amonestación, el banco presidido por Carlos Torres ha fortalecido sus mecanismos internos de control para evitar que estos fallos operativos vuelvan a producirse.
En el caso de la financiera al consumo de Santander en Alemania, el error se produjo debido a que la cuenta de la entidad en el BCE, en la que deposita parte de su liquidez, recibió unos cargos un día antes de lo previsto. De esta manera, durante unas horas, el requerimiento de reservas de la filial se quedó por debajo del mínimo, algo que se solventó cuanto antes, según explican fuentes financieras al corriente de las multas.
“Estas sanciones no implican necesariamente que los bancos no tengan fondos suficientes, sino que están ligadas a errores técnicos u operativos”, indican fuentes cercanas al BCE, que recalcan que las multas son proporcionales a los incumplimientos detectados.
Búsqueda de rentabilidad
El origen de estos desajustes está en la búsqueda de una remuneración por una partida que, de quedarse parada en el BCE, recibiría un interés nulo. Las entidades tienen otras cuentas con la autoridad monetaria aparte de la que computa las reservas mínimas obligatorias. Entre ellas está la de depósito, donde los bancos aparcan sus excesos de liquidez y que sí es retribuida a la tasa de depósito oficial del banco central, es decir 4%.
Ante la pérdida de remuneración en una de las cuentas, las tesorerías de las entidades hacen malabares para cumplir con el BCE y su requerimiento de reservas mínimas de forma ajustada, trasladando sus recursos de unas cuentas a otras para optimizar al máximo la retribución. Esto es posible porque la autoridad monetaria no exige una cuantía fija permanente para estas reservas, sino que verifica que durante un periodo de tiempo concreto se mantenga, de media, por encima del nivel establecido, lo que permite a las entidades aumentar o disminuir esos recursos. Y es en esos vaivenes donde han surgido los errores de cálculo que han ocasionado las multas.
El BCE justificó la decisión de dejar de remunerar las reservas con la idea de desarrollar su política monetaria de la forma «más eficiente posible», es decir, minimizando los costes. Tras las fuertes subidas de los tipos de interés, el BCE ha tenido que pagar cuantiosas sumas por el dinero depositado en Fráncfort; una transferencia neta a la banca que, ante la lenta actualización de la cartera de deuda del organismo, ocasionó pérdidas de 1.266 millones de euros (US$1.346) el año pasado, según los resultados del banco central.
La institución que preside Christine Lagarde ha valorado incluso elevar el volumen de reservas mínimas exigidas a las entidades, que se sitúan actualmente en 1% del pasivo de cada banco, pero por el momento lo ha descartado.