China impuso este martes aranceles a las importaciones estadounidenses en una rápida respuesta a los nuevos aranceles de Estados Unidos sobre los productos chinos, reiniciando una guerra comercial entre las dos principales economías del mundo, en un momento en que el presidente Donald Trump trataba de castigar a China por no detener el flujo de drogas ilícitas.
El arancel adicional de Trump de 10% en todas las importaciones chinas a Estados Unidos entró en vigor a las 12:01 a.m. ET del martes (0501 GMT).
En cuestión de minutos, el Ministerio de Finanzas de China dijo que impondría gravámenes del 15% para el carbón y el GNL estadounidenses y de 10% para el petróleo crudo, los equipos agrícolas y algunos automóviles. Los nuevos aranceles a las exportaciones estadounidenses comenzarán a aplicarse el 10 de febrero, según el Ministerio.
China también dijo que estaba iniciando una investigación antimonopolio en Google, incluyendo también tanto a PVH Corp, el holding de marcas como Calvin Klein, como a la empresa estadounidense de biotecnología Illumina en su “lista de entidades no fiables”.
Por otra parte, el Ministerio de Comercio y la Administración de Aduanas de China dijeron que están imponiendo controles a la exportación de wolframio, telurio, rutenio, molibdeno y artículos relacionados con el rutenio para “salvaguardar los intereses de seguridad nacional”. China controla gran parte del suministro mundial de este tipo de metales, críticas para la transición hacia energías limpias.
Trump suspendió el lunes su amenaza de imponer aranceles de 25% a México y Canadá en el último minuto y acordó una pausa de 30 días a cambio de concesiones en materia fronteriza y de luchar contra la delincuencia con los dos países vecinos.
Pero no hubo tal indulto para China, y un portavoz de la Casa Blanca dijo que Trump no hablaría con el presidente chino, Xi Jinping, hasta más adelante esta semana.
Durante su primer mandato en 2018, Trump inició una brutal guerra comercial de dos años con China por su enorme superávit comercial estadounidense, con aranceles de ojo por ojo sobre cientos de miles de millones de dólares en bienes que trastornaron las cadenas de suministro globales y dañaron la economía mundial.
Para poner fin a esa guerra comercial, China acordó en 2020 gastar $200.000 millones más al año en productos estadounidenses, pero el plan descarriló por la pandemia de covid y su déficit comercial anual se había ampliado a US$361.000 millones, según datos de las aduanas chinas publicados el mes pasado.
“La guerra comercial está en las primeras etapas, por lo que la probabilidad de nuevos aranceles es alta”, dijo Oxford Economics en una nota al rebajar su pronóstico de crecimiento económico de China.
Trump advirtió que podría aumentar aún más los aranceles a China a menos que Pekín frene el flujo de fentanilo, un opioide mortal, hacia Estados Unidos.
“Esperemos que China deje de enviarnos fentanilo, y si no lo hacen, los aranceles van a subir sustancialmente”, dijo el lunes.
China ha calificado el fentanilo como un problema de Estados Unidos y ha dicho que impugnará los aranceles en la Organización Mundial del Comercio y adoptará otras contramedidas, pero también ha dejado la puerta abierta a las conversaciones.
Las bolsas de Hong Kong recortaron sus beneficios tras las represalias de China.
“A diferencia de Canadá y México, es claramente más difícil que Estados Unidos y China se pongan de acuerdo en lo que Trump exige económica y políticamente. El optimismo previo del mercado sobre un acuerdo rápido todavía parece incierto”, dijo Gary Ng, economista de Natixis en Hong Kong.
“Incluso si los dos países pueden ponerse de acuerdo en algunas cuestiones, es posible ver que los aranceles se utilizan como una herramienta recurrente, lo que puede ser una fuente clave de volatilidad del mercado este año”.