Las Naciones Unidas exigió hoy un alto el fuego humanitario inmediato en la guerra entre Israel y Hamás después de que más de tres cuartas partes de los 193 miembros de la Asamblea General respaldaran la medida, que había sido vetada por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad la semana pasada.
Estados Unidos no tiene derecho de veto en la Asamblea General. Votó en contra de la resolución, junto con Israel y otros ocho países. La resolución fue aprobada entre aplausos con 153 votos a favor, mientras que 23 países se abstuvieron en la votación.
El enviado palestino ante la ONU, Riyad Mansour, citando las grandes protestas propalestinas en todo el mundo, dijo que Estados Unidos no podía seguir “ignorando este poder masivo”. Describió la votación de la Asamblea General como la culminación del sentimiento público.
“Es nuestro deber colectivo continuar por este camino hasta que veamos el fin de esta agresión contra nuestro pueblo, hasta que veamos el fin de esta guerra contra nuestro pueblo. Es nuestro deber salvar vidas”, dijo a los periodistas, con los embajadores árabes junto a él.
Antes de la votación en la ONU, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo en un acto de recaudación de fondos para su campaña de reelección en 2024 que Israel estaba perdiendo apoyo internacional debido a los “bombardeos indiscriminados que se producen”.
Israel ha bombardeado Gaza desde el aire, ha impuesto un asedio y ha lanzado una ofensiva terrestre en represalia por un ataque perpetrado por Hamás el 7 de octubre en el que, según Israel, murieron 1.200 personas y 240 fueron tomadas como rehenes. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, han muerto 18.205 palestinos y casi 50.000 han resultado heridos.
Las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes, pero tienen peso político y reflejan la opinión mundial sobre la guerra. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, lleva tiempo pidiendo un alto el fuego humanitario y la semana pasada advirtió al Consejo de Seguridad de la amenaza mundial que supone la guerra.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, declaró ante la Asamblea General antes de la votación que había aspectos de la resolución que Estados Unidos apoyaba, como la necesidad de abordar urgentemente la grave situación humanitaria en Gaza, proteger a los civiles y liberar a los rehenes.
Pero añadió: “Cualquier alto el fuego ahora mismo sería temporal en el mejor de los casos y peligroso en el peor: peligroso para los israelíes, que serían objeto de ataques incesantes, y también peligroso para los palestinos, que merecen la oportunidad de construirse un futuro mejor, libres de Hamás.”
La resolución de la Asamblea General también exige la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y que las partes beligerantes cumplan el derecho internacional, concretamente en lo que respecta a la protección de los civiles.
Los intentos de Estados Unidos de enmendar el texto para incluir el rechazo y la condena de “los atroces atentados terroristas de Hamás… y la toma de rehenes” y de Austria de añadir que los rehenes estaban en manos de Hamás no obtuvieron la mayoría de dos tercios necesaria para su aprobación.