La caída de los precios y el menor crecimiento de los volúmenes explicaron la contracción
El valor de las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe cayó 2,7% interanual en el primer semestre de 2023, tras haber crecido 17% en 2022, poniendo fin a la recuperación pospandemia, según un nuevo reporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El declive se atribuye a la disminución de los precios y al menor crecimiento de los volúmenes.
Durante el mismo periodo el comercio mundial pasó de una expansión de 11,9% a una caída de 5% interanual. El deterioro del entorno comercial global obedece a una serie de shocks, entre ellos, los conflictos geopolíticos, el endurecimiento de las políticas monetarias, la mayor frecuencia de eventos climáticos adversos y la desaceleración del crecimiento económico mundial.
De acuerdo con la más reciente edición del informe anual Monitor de Comercio e Integración, las proyecciones para el resto del año confirman la consolidación de la tendencia contractiva de las ventas externas.
El estudio revela que las exportaciones de servicios de la región experimentaron una leve desaceleración en el primer trimestre del 2023, alcanzando un 27,8% en comparación con el 37,7% de 2022. Sin embargo, se destaca que continuaron creciendo a un ritmo mayor que el de la media global, que fue del 1,3%.
“Tras la recuperación pospandemia, las exportaciones de la región se debilitaron más rápido que lo esperado. Sin embargo, en este nuevo escenario aparecen también oportunidades. En particular, con políticas orientadas a relanzar la competitividad del sector agropecuario, la región tiene el potencial de dinamizar las exportaciones y contribuir a la seguridad alimentaria global”, señaló Paolo Giordano, economista principal del Sector de Integración y Comercio del BID y coordinador del informe.
Luego de aumentar 8,8% en 2022, en el primer semestre de 2023 los precios de las exportaciones de la región se redujeron 4,7% interanual, mientras que las cantidades exportadas se incrementaron 2,9%.
Si bien crecieron más que el promedio global (-1,3%), el impulso de los volúmenes fue inferior al del año anterior y estuvo concentrado sólo en algunas economías. Los precios de las importaciones (-1,5%) bajaron menos que los de las exportaciones y, en consecuencia, se deterioraron los términos de intercambio y los saldos comerciales de la región.
El informe destaca que la caída de las exportaciones de bienes fue generalizada en todos los destinos. Sin embargo, la reducción de las ventas intrarregionales (-0,6%) fue inferior que la de las extrarregionales (-2,2%) y la participación del comercio intrarregional aumentó para ubicarse en 15,2%.
El reporte concluye que la región enfrenta un escenario externo desafiante por menor dinamismo de la demanda, mayor fragmentación geopolítica, políticas industriales más activas de los competidores mundiales y nuevas exigencias regulatorias dictadas por la agenda climática.
Siendo la principal exportadora neta mundial de productos agropecuarios, a pesar de las diferencias entre países, la región tiene la oportunidad de ampliar la oferta y contribuir a la seguridad alimentaria global.
Para realizar este potencial, de la mano con el sector privado, los gobiernos deberán reimpulsar la productividad y recuperar competitividad con políticas públicas integradas que respondan a una multiplicidad de objetivos y contribuyan a superar lograr simultáneamente la expansión de la producción y la reducción de su impacto en medioambiente y el cambio climático.