El Banco Central Europeo (BCE) subió 75 puntos básicos las tasas de interés para dicha región, pasando de 1,25% a 2%, cifra que no se veía desde 2009. La decisión busca atajar la inflación, que ya ronda 10%.
La presidenta de la entidad, Christine Lagarde, ha mencionado que las subidas de gran calibre como la de septiembre “no serán la norma” para lo que queda del año y el primer semestre de 2023.
Los inversionistas, que siguen pendientes de las señales que mande el BCE para el mediano plazo, anticipan que la institución subirá un mínimo de 50 básicos en diciembre y prolongará el camino al alza a lo largo del primer trimestre del próximo ejercicio.
La volatilidad sobre los futuros de tipos de interés se encuentra en máximos desde 2008 y las palabras de Lagarde afectarán el posicionamiento a corto plazo. En el foco se mantiene la cada vez más probable recesión económica en 2023.
Los mercados europeos se han estado moviendo a la baja a lo largo de la jornada. El Euro Stoxx 50 caía 0,93%; el Ftse 100, del Reino Unido, bajaba 0,03%; el CAC 30, de Francia, perdía 1,13%; el Dax, de Alemania, retrocedía 0,90%.
A diferencia de en anteriores cumbres, otras herramientas compartirán también protagonismo con los tipos de interés. Destaca especialmente la atención respecto a las inyecciones de liquidez condicionada a la banca (el programa Tltro) que están generando significativos beneficios caídos del cielo para las entidades.
Sin embargo, se trata de un proceso altamente complejo, pues sin los necesarios incentivos para mantenerla apartada a cambio de rentabilidad, la banca podría inundar el mercado de esta liquidez, poniendo en jaque la política monetaria y su capacidad para endurecer el precio del dinero.
La discusión sobre la reducción del enorme balance del BCE toma forma, y aparte de la cuestión de los pagos a la banca, podría dar un paso más en esta cumbre. Ya son varios los miembros del Consejo de Gobierno los que se han pronunciado sobre la posibilidad de iniciar el llamado endurecimiento cuantitativo, que no es otra cosa que dejar vencer parte de los bonos que alcanzan su madurez sin reponerlos con nuevas adquisiciones.