La edición de 2022 del Índice Mundial de Innovación, que realiza la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (Ompi), refleja las tendencias mundiales más recientes en materia de innovación a la luz de la actual pandemia de COVID-19 que frena el aumento de la productividad y plantea otros desafíos.
El Índice revela cuáles son las economías más innovadoras del mundo, clasificando los resultados de la innovación de unas 132 economías y destacando sus puntos fuertes y débiles. Suiza (64.6 puntos), Estados Unidos, Suecia, Reino Unido y Países Bajos son los países más innovadores del mundo.
A nivel latinoamericano, el listado está encabezado por Chile, que ocupó el lugar 50 en el ranking general. A este le siguen Brasil, que quedó de 54; México, que quedó de 58; Colombia, que quedó de 63; y Uruguay, que quedó de 64.
En relación con 2021, 27 economías cambiaron de grupo de desempeño. Cuatro economías mejoraron su desempeño estado desde debajo de la expectativa hasta la expectativa equivalente, a saber, Sri Lanka (85), Bangladesh (102), Etiopía (117) y Yemen (128).
“Por el contrario, 12 economías retrocedieron de igualar las expectativas a están por debajo de las expectativas, la mitad de ellos las economías de América Latina y el Caribe de Uruguay (64), Paraguay (91), Ecuador (98), El Salvador (100), Guatemala (110) y Honduras (113 con 17.3 puntos)”, señala la Ompi. En 2021 Honduras ocupaba la posición 108 con 22.8 puntos.
La mejor categoría para Honduras fue en “sofisticación de negocios en la posición 78” a nivel mundial. En las otras categorías (instituciones, recursos y capital humano, infraestructura, mercados, tecnología y creatividad), las posiciones van de la 96 a la 125.
En esta nueva edición, el documento considera que, en contra de lo que sugiere la historia, las inversiones en ciencia e innovación estaban en el punto álgido de la pandemia de covid y se dispararon en 2021, aunque, según este, su resistencia es incierta para 2022.
La producción mundial se redujo por primera vez en 3,1% en 2020, se recuperó con fuerza en 6,1% en 2021 y se espera que se contraiga de nuevo a un crecimiento previsto de 3,2% en 2022 debido a la agitación geopolítica y las interrupciones de la cadena de suministro y otros desafíos. La producción mundial y las inversiones en investigación y desarrollo tienden a experimentar auges y caídas.
Así mismo, los indicadores de progreso tecnológico en los campos de las velocidades de los semiconductores, los precios de las baterías eléctricas, los precios de las baterías eléctricas, el coste de las energías renovables (a excepción de la eólica) y la aprobación de medicamentos muestran una desaceleración significativa respecto a las tendencias a largo plazo, incluyendo las aprobaciones de productos farmacéuticos.
La adopción de tecnologías está avanzando con tasas de crecimiento positivas en todas las tecnologías medidas por el Global Innovation Tracker, y en particular para los vehículos eléctricos. Sin embargo, los índices de penetración siguen siendo medios o bajos, con la excepción de la banda ancha móvil, que llegaban a la gran mayoría de la población mundial al cierre del año pasado.
Soumitra Dutta, Coeditor y cofundador del Índice Global de Innovación, dijo que “en esta época creemos que este índice persigue su objetivo de proporcionar las pruebas objetivas para tomar mejores decisiones que se reflejen en mejores y más estrategias”.
Las influencias a corto plazo de la pandemia en términos de impacto socioeconómico de la innovación, parece estar en un punto bajo, con la productividad laboral del trabajo y la esperanza de vida, que se han ralentizado considerablemente, si es que no se han paralizado por completo.
Los datos históricos, considerados de forma aislada, habrían llevado a esperar un rápido incremento de las inversiones en ciencia e innovación, las solicitudes de propiedad intelectual y el capital riesgo en 2020 y 2021. No obstante, la evolución económica observada entre 2020 y 2022 no puede considerarse en el contexto de un ciclo de “negocios como siempre”.
Por el contrario, se han producido dos choques externos de proporciones históricas: una pandemia mundial que condujo a un prolongado estancamiento económico mundial y luego el conflicto en Ucrania, que ha tenido un impacto económico global significativo.
Los primeros indicios en 2022 apuntan a que la innovación fue resistente y floreció en consonancia con la recuperación mundial. Este año se ralentizaría.