La agencia calificadora Moody’s anunció este miércoles que redujo la nota de El Salvador de emisor en moneda extranjera a largo plazo a “Caa3” desde un “Caa1” con perspectiva negativa, a raíz de la posibilidad de un impago de la deuda, que el país debe amortizar en 2023 y 2025, y a la falta de un “plan creíble”.
“La decisión de Moody’s de rebajar las calificaciones de El Salvador refleja un aumento de la probabilidad de que se produzca un evento crediticio – reestructuración, canje de deuda o impago – con una gravedad relativamente alta”, indicó en un comunicado.
El Salvador “se enfrenta a un difícil calendario de amortización de la deuda con vencimientos de bonos en 2023 y 2025 en un contexto de continuas tensiones de financiación y necesidades de financiación persistentemente elevadas”.
La entidad, que ya había reducido la calificación de riesgo de El Salvador hace un año, mantuvo la perspectiva en negativa.
El Salvador debe pagar en enero del próximo año 800 millones de dólares de Eurobonos y sin que el Gobierno de Nayib Bukele haya logrado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos 1.300 millones.
“La perspectiva negativa de la calificación Caa3 refleja la opinión de Moody’s de que, en caso de impago, las pérdidas para los inversores podrían superar las típicas asociadas a una calificación Caa3”, agrega.
La entidad indicó también que “la rebaja de la calificación de El Salvador está motivada en buena parte por la falta de un plan de financiación creíble, un factor que agudiza los riesgos crediticios derivados del acceso restringido a los mercados” y “los angustiosos rendimientos de la deuda externa de El Salvador”.
Moody’s prevé que, aunque el vecino país encuentre la manera de amortizar la deuda de 2023, “seguirá enfrentando presiones de financiación que comprometerían su capacidad de servir sus compromisos de deuda en su totalidad”.
A inicios de febrero, la agencia Fitch Ratings también rebajó a El Salvador su calificación crediticia a largo plazo -Issuer Default Rating (IDR)- a “CCC” de un “B-” previo.
Entre las razones Fitch citó la “incertidumbre” de alcanzar un acuerdo con el FMI tras la adopción del bitcóin. La negociación de este acuerdo se anunció en marzo de 2021 por 1.300 millones.