Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), acabar con la pandemia del Covid-19 tendría un costo de $50.000 millones, un monto que a primera vista podría parecer demasiado alto, sin embargo, esa inversión podría redundar en beneficios globales por $9 billones.
Según el análisis realizado por Gita Gopinath, economista jefe del FMI, la financiación de ese monto por parte de los países sería, posiblemente, “la inversión pública de mayor rendimiento jamás realizada”, pues el retorno sería de 180 a uno. Es decir, por cada $1 invertidos en acabar con la pandemia, los países recibirían $180.
En esa línea, la receta del organismo internacional para superar la pandemia propone distribuir los $50.000 millones requeridos en tres objetivos principales: alcanzar las metas de vacunación establecidas; asegurarse contra riesgos a la baja; y manejar el limitado suministro de vacunas.
En primer lugar, el organismo detalló que el objetivo de vacunación debe ser inmunizar al menos 40% de la población global para finales de 2021, y 60% para junio de 2022. Para esto, se requiere de una subvención adicional por $4.000 millones para el mecanismo Covax, destinada al pago de las dosis ya adquiridas y una mejora en la infraestructura de distribución para las vacunas no usadas aún.
En esa misma línea, es necesaria la reducción de las barreras transfronterizas para la libre circulación de materias primas y vacunas en proceso de distribución.
Además, para lograr con la meta de inmunización, será clave la donación de vacunas excedentes por parte de los países ricos que, con corte a mayo de este año, ascendían a cerca 1.000 millones de dosis disponibles.
El segundo objetivo plantea la necesidad de asegurarse contra riesgos a la baja. Lo anterior, en otras palabras, implica dos acciones: en primer lugar; realizar nuevas inversiones a riesgo para diversificar y aumentar la capacidad de producción de vacunas en al menos 1.000 millones de dosis para inicios de 2022, para protegerse contra riesgos adversos como las nuevas cepas, con una inversión aproximada de $8.000 millones. Y, en segundo lugar, ampliar la vigilancia genómica y la vigilancia sistémica de la cadena de suministro, lo que tendría un costo cercano a $3.000 millones.
Finalmente, el tercer objetivo planteado por el FMI tiene que ver con la capacidad de manejar un suministro de insumos y vacunas limitado.
En ese sentido, el organismo hace énfasis en la necesidad de invertir unos $30.000 millones para garantizar, a nivel mundial, la capacidad de hacer pruebas diagnósticas masivas, garantizar medidas de salud pública y desplegar las campañas de vacunación. Además, evaluar e implementar, donde sea posible, una dilatación entre las dosis, con el fin de maximizar los inventarios disponibles.
¿De dónde saldrá el financiamiento?
De acuerdo con el informe del FMI, $35.000 millones deberían aportarlos los países, de los cuales $22.000 serían cubiertos por el G20 y su programa Acelerador del Acceso a las Herramientas Contra el Covid-19 (ACT), y $13.000 serían producto de otras donaciones. Los $15.000 millones deberían ser tramitados mediante los mecanismos de financiamiento para la pandemia dispuestos por los bancos multilaterales de desarrollo.
Así, el FMI espera que los $50.000 millones generen un retorno de $9 billones para finales de 2025, de los cuales 40% irían a los países desarrollados, que verían un aumento de $1 billón en ingresos tributarios y una expansión de sus economías.