El nivel de producción registrado previo a la pandemia se alcance hasta 2023
Después de analizar el contexto macroeconómico nacional e internacional en 2020, afectado por la pandemia del coronavirus, el Banco Central de Honduras estima una recuperación en el PIB (Producto Interno Bruto) entre 3,2% y 5,2% para este y el próximo año.
La metas macroeconómicas presentadas en el Programa Monetario 2021-2022, se basan en la recuperación económica iniciada a finales del año pasado (con la reapertura económica), la confianza de los agentes económicos a medida mejoren las condiciones de salud por la pandemia a nivel local y mundial (vacunas contra el Covid-19, sobre todo en Estados Unidos), y la ejecución de obras y programas de reconstrucción de la infraestructura dañada por las tormentas tropicales Eta e Iota.
Sin embargo, aunque las tasas de crecimiento económico previstas para ambos años son altas, el BCH reconoce que “se esperaría que el nivel de producción registrado previo a la pandemia se alcance hasta 2023”.
Según la Cepal, el crecimiento hondureño de este año sería de 4,5%, pero por un “rebote económico” y la recuperación real sería hasta el 2024.
Más comercio y crédito
En los pronósticos de recuperación del BCH destaca la recuperación del comercio, en especial de las importaciones, 19%, después de caer un 15% y de las exportaciones, 10%, después de una baja de 12% en 2020.
También el crédito financiero tendría mayor demanda, algo que no se ha visto en los primeros tres meses del año, con un aumento de 6,9%, el doble del año pasado de 3,2%, pero lejos del doble dígito que se tenía antes de la pandemia.
Las reservas internacionales tendrían una baja, por menos ingresos de divisas (quizás menos deuda), pero se mantendría una cobertura alta de las importaciones de 7.5 meses.
La inflación total indican que ésta se situaría cercana al valor central del rango de tolerancia establecido por el BCH (4.0% ± 1.0 pp) para el cierre de 2021, similar a la de los últimos dos años por menores presiones inflacionarias por el lado de la demanda agregada.
El BCH seguirá utilizando la TPM como el principal instrumento para señalizar su postura de política monetaria al mercado y continuará gestionando la liquidez del sistema financiero, privilegiando el corto plazo, a fin de mantener el impulso monetario iniciado en 2020.
Asimismo, continuará avanzando en la modernización del marco operacional de la política monetaria y de flexibilización cambiaria, fijando su atención en mantener una inflación baja y estable. Esto quiere decir que la devaluación anual será determinada por el comportamiento económico nacional e internacional.