Más de 30 millones de desempleados se registran por el Covid-19
El desempleo es una de las problemáticas que más se ha incrementado con la pandemia; en el caso de América Latina y el Caribe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) registra una contracción de 20% en la cifra promedio de empleo en los países más grandes y de hasta 40% en países como Perú.
Las últimas perspectivas económicas regionales calculan que para finales de septiembre, solo en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, más de 30 millones de personas habían perdido sus puestos de trabajo; con lo que en esta recesión la contracción del empleo habría sido mayor a la del Producto Interno Bruto (PIB).
Mucho contacto, poco teletrabajo
El FMI explica que en América Latina y el Caribe, factores como el alto número de personas que trabajan en actividades que requieren proximidad física, menores posibilidades para hacer teletrabajo y altas tasas de informalidad y pobreza contribuyeron al “colapso histórico” de la actividad.
Casi el 45 por ciento de los trabajos se encuentran en sectores de contacto intensivo (como restaurantes, tiendas minoristas o transporte público), en comparación con poco más del 30 por ciento para los mercados emergentes.
A la inversa, sólo uno de cada cinco trabajos se puede realizar de forma remota, la mitad de la participación de las economías avanzadas y por debajo del promedio mundial emergente (26 por ciento).
Estas dos características, además de un alto grado de informalidad y pobreza, y combinadas con una menor turbulencia comercial y financiera causada por la debilitada economía mundial, contribuyeron al colapso histórico de la actividad.
Recuperación desigual…
Además, la región sería la que más tarde en volver a sus niveles prepandemia. Para el FMI solo hasta 2023 se podría recuperar el PIB y hasta 2025 el ingreso real per cápita.
La entidad señala que todo este panorama podría traer graves implicaciones sociales y afectar los avances logrados en más de cinco años, con lo que ahora los principales retos para la región serían realizar cambios estructurales y fortalecer estos indicadores sociales.
Adicionalmente, el FMI explicó que las acciones políticas que implementaron los gobiernos, si bien ayudaron a mitigar el contagio y proteger vidas, dejan cifras significativas en la deuda pública y privada.
“Hay un reto fiscal para la región después de los apoyos de los gobiernos, habrá niveles de deuda más altos y tendrán que enmarcar las políticas futuras en la estabilización de la deuda para recuperar los espacios fiscales para estar listos si hay que responder a otro choque”, comentó Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI durante la presentación virtual de las perspectivas.
Para la entidad es necesario que la prioridad sigan siendo las políticas para contener la pandemia y consolidar la recuperación. Por lo que recomienda no levantar los apoyos de manera apresurada, siempre teniendo en cuenta la capacidad económica de cada país.
El informe plantea que la deuda bruta del gobierno general para toda América Latina podría representar 73,3% del PIB para 2020 y 79% para 2020.
El FMI concluye su informe reiterando que una recuperación más débil que se esperaba y la permanencia de la pandemia representará mayores dificultades para los gobiernos y además habría un impacto en la calificación crediticia de los países, pues la confianza de pago de los gobiernos puede verse afectada.