El BM analizó los mecanismos de lucha contra la corrupción
Para el Banco Mundial (BM) en su informe “Mejorar la eficacia y la transparencia de los Gobiernos: La lucha contra la corrupción”, la renegociación de proyectos es sinónimo de que se están haciendo mal las cosas.
Durante 2018, el “33% de los proyectos público-privados del mundo, de los que hay registro, se renegociaron. en América Latina y el Caribe la cifra fue de 58%; 40% en Norteamérica y 28% en Europa”.
El BM señala que este mecanismo podría potenciar la corrupción al haber una negociación inadecuada y una ausencia de transparencia fiscal y políticas públicas que divulguen la información referente al proceso del proyecto.
Pese a que las cifras de la entidad señalan que la inversión privada solo representa entre 9% y 13% de las inversiones, y es el sector público el que domina en el mercado, señala que sí hay una tendencia en la que los proyectos más grandes y complejos se asignan a estas alianzas publico-privadas.
Entre las consecuencias que resalta el Banco en el mecanismo de renegociación está una reducción en la transparencia que se obtiene de una licitación competitiva y una menor claridad en el precio de los proyectos. Además, el BM señala que en estos casos el ganador de la licitación podría ser el que mejor negocie y no precisamente el más eficiente.
Sin embargo, no todo sería negativo, para el BM las renegociaciones que no busquen el beneficio propio de los actores podrían tener resultados positivos para los países, por ejemplo, en el caso de contratos a largo plazo en los que es difícil determinar el riesgo y los cambios en el entorno socioeconómico, con lo que podría ser beneficioso conseguir una mejor relación entre la calidad y el precio, pero para lograrlo sería necesario implementar buenas políticas de práctica.
Uno de los consejos que da la entidad a los actores es que a la hora de firmar una cláusula contractual se especifique bajo que condiciones se llevará a cabo la renegociación y cuál será el proceso.
El Banco Mundial resalta otros casos positivos como el de Chile, Bangladesh, Colombia o Ucrania, en los que, con ayuda de las nuevas tecnologías y la digitalización del Gobierno, se han consolidado buenas prácticas anticorrupción.
Para el BM los actores deben tener en cuenta cuatro aspectos para luchar contra la corrupción: incrementar la transparencia; mejorar la rendición de cuentas de los gobiernos; fortalecer el rol de la sociedad, tener acceso a prensa libre y crear políticas adecuadas, más aún en tiempos de pandemia.
El ejemplo de Bangladesh
Uno de los países con buenas prácticas anticorrupción que identificó el Banco Mundial fue Bangladesh, que implementó adquisiciones mediante gobierno electrónico, incrementó la transparencia en sus operaciones y aumentó la participación ciudadana.
Con estas prácticas consiguió reducir a la mitad las licitaciones de un solo oferente, lo que no solo aportó a lucha contra la corrupción, sino que también mejoró la competencia y ayudó a conseguir los mejores precios de los licitantes que fueron seleccionados.
“La pandemia de COVID-19 ha provocado que los gobiernos usen sus gastos de emergencia a gran escala y velocidad con la intención de reactivar la economía y proteger a la población más vulnerable y pobre que sufre de manera desproporcionada. Al tiempo que los países emprenden el camino hacia una recuperación más resiliente e inclusiva, el uso prudente de los recursos escasos de manera transparente es fundamental “, dijo la directora gerente del Banco Mundial, Mari Pangestu.
“El progreso es posible en todos los entornos y estamos comprometidos a trabajar en estrecha colaboración con nuestros socios en el gobierno, la sociedad civil y el sector privado y abordar su impacto corrosivo”, agregó la funcionaria.