La crisis migratoria que encara el presidente Joe Biden ha logrado un hito. Más de 171.000 personas, principalmente ciudadanos centroamericanos, fueron detenidos por agentes de la patrulla fronteriza durante marzo. Es la cifra más alta registrada para un mes en 15 años, desde 2006.
En el mar de datos, cada uno de ellos una historia, destaca otro récord. El arribo de menores sin acompañantes también roza números no vistos recientemente. Más de 18.000 jóvenes han puesto pie en el país sin compañía. Estas cifras añaden presión sobre la Administración demócrata, que encara críticas de los sectores conservadores, que consideran que esta emergencia en el sur de la frontera ha sido provocada por las políticas implementadas desde finales de enero.
Las cifras provisionales presentadas el viernes anterior por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) crecerán con el cierre del registro. Estas ponen al año fiscal de 2021, que va de octubre de 2020 a septiembre del actual, camino de romper los récords recientes.
Los ingresos en la frontera con México han aumentado un 70% desde enero (78.442), mes en el que llegó Biden al poder. Su arribo a la Casa Blanca ha marcado un efecto llamado para miles de familias del Triángulo Norte de Centroamérica, quienes abandonan hogares en El Salvador, Honduras y Guatemala, principalmente, queriendo dejar atrás la violencia, la pobreza y los estragos del cambio climático.
El Gobierno de Biden ya había preparado el terreno para la noticia de este viernes. El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, un político con raíces latinas, anunció en un comunicado a mediados de marzo que Estados Unidos estaba rumbo a lograr el mayor número de encuentros con inmigrantes “en los últimos 20 años”.
“Estamos expulsando a la mayoría de adultos solos y familias. No estamos expulsando a menores no acompañados”, añadió el secretario nacido en La Habana, Cuba. A pesar del giro que Biden ha implementado en la política migratoria para desmarcarse de su antecesor, Donald Trump, el Gobierno ha dejado vigente, justificándose en la pandemia, las medidas que permiten expulsar rápidamente a cientos de personas en solo tres o cuatro días.
La patrulla fronteriza ha detenido en la frontera con México a más de 99.000 adultos solos. Es un incremento considerable desde los más de 71.000 que arribaron en febrero. Sin embargo, el rostro de la crisis migratoria de Biden es joven. En los últimos seis meses han ingresado a Estados Unidos 47.729 menores no acompañados, una cifra que rebasa con holgura el total de arribos de menores durante todo el año fiscal 2020.
Aún queda otro semestre para cerrar los registros. En febrero, por ejemplo, arribaron 9.297 menores solos. Esto ya representaba un incremento de 98% desde octubre (4.690). Marzo registró más de 18.800 menores. No se había visto tal dimensión de este fenómeno desde mayo de 2019, en el Gobierno del republicano Donald Trump. Entonces fueron procesados 11.861 niños y niñas en la línea fronteriza.
La situación de emergencia en la frontera sur de Estados Unidos se percibe a simple vista. Numerosos elementos estatales y federales han sido movilizados a la ribera del río Bravo, la frontera natural que divide al país de México y que sirve de puerta de entrada a los inmigrantes. Helicópteros sobrevuelan la línea y la vigilancia aérea ha sido reforzada por dirigibles no tripulados con tecnología satelital en varios puntos de cruces.
Los republicanos han usado la crisis migratoria para golpear a Biden. Un grupo de 19 senadores conservadores, entre ellos los representantes de Texas, John Cornyn y Ted Cruz, visitaron el centro de detención de la CBP en la ciudad fronteriza de Donna, Texas. En el recorrido, los legisladores pudieron ver condiciones similares a las que los demócratas denunciaron durante la Administración Trump: cientos de migrantes hacinados en instalaciones temporales y detrás de rejas. El centro contaba, hasta mediados de esta semana, con 3.400 menores no acompañados.
Algunos espacios tenían más de 500 personas en lugares donde los protocolos sanitarios recomendaban máximo 32. Las autoridades han reconocido que el 14% de los detenidos allí han dado positivo por coronavirus. La presión desatada hizo que el presidente Biden calificara de “totalmente inaceptable” las condiciones de algunos de ellos. El demócrata permitió también el ingreso de cámaras de la agencia Associated Press al sitio. La imagen de las jaulas ayuda a comprender el reto que encara el ocupante de la Casa Blanca.