Los precios al consumidor en El Salvador aumentaron 0,42% en julio y acumulan un 4,98% en los primeros siete meses del año, mientras la inflación interanual retrocedió a 7,42%, según reveló el Banco Central de Reserva (BCR).
La inflación interanual mostró una baja de tres décimas en comparación con junio, cuando se colocó en 7,76%.
El Banco Central proyecta que el Índice de Precios al Consumidor (IPC), comience a reducirse en el 2023 y se estabilice hasta el 2024. Según registros del Banco Mundial, El Salvador mantiene la tasa más alta de las últimas dos décadas.
El último año que el país tuvo una tasa tan alta fue en 1996, cuando se situó en 9,8%; los siguientes años, para cerrar la década de los noventa, las tasas rondaron el 2.5 %.
Al igual que otros países, El Salvador se enfrenta a los efectos de la invasión rusa a Ucrania y de la pandemia por covid-19. El Fondo Monetario Internacional (FMI), considera que las perspectivas económicas de Centroamérica ahora “están sujetas a un grado inusualmente alto de incertidumbre” y una posible confluencia de factores mundiales adversos podría una vez más poner a prueba la resiliencia de las economías.
Asimismo, el FMI estima que los múltiples “shocks” internacionales por los incrementos de los precios de los combustibles y los alimentos tendrán “secuelas duraderas” en el nivel del producto interno bruto de Centroamérica.
El valor de los alimentos es el de mayor impacto en el vecino país. En junio, la Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTYC) reportó que el precio de la canasta básica alimentaria (CBA) urbana llegó a $235.47 y la rural a $173.74.
En comparación a junio del año pasado, los salvadoreños pagaron $31.75 más por sus alimentos en la zona urbana. En junio de 2021, su costo fue de $203.72.