Estados Unidos admitirá 35,000 trabajadores temporales extranjeros más este año para cubrir empleos estacionales en medio de un apretado mercado laboral, anunció el ayer el gobierno del presidente Donald Trump.
La decisión de ampliar el número de visas H-2B para trabajadores temporales no agrícolas significa que el gobierno se está alineando con grupos empresariales y miembros del Congreso que han alegado que no hay suficientes estadounidenses para llenar muchos de los puestos en el sector de servicios y para procesamiento de alimentos en el país.
Un total de 10,000 visas H-2B adicionales serán asignadas por primera vez para trabajadores de Guatemala, El Salvador y Honduras debido a que esos países centroamericanos acordaron colaborar con el gobierno estadounidense para recibir a migrantes que buscan asilo en Estados Unidos a lo largo de su frontera sur, de acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés).
Durante el anuncio, el DHS señaló que tomará “medidas significativas” para lidiar con el fraude y abuso del programa H-2B y limitará mayormente las visas a los trabajadores que ya han obtenido una y regresado a sus países al haber expirado.
“El DHS está comprometido a garantizar que nuestro sistema de migración se implemente de forma legal y que los trabajadores estadounidenses estén protegidos”, afirmó.
“Hay muchos defensores, sobre todo en el Congreso, en ambas partes del pasillo, que realmente presionaron por esto”, dijo Sarah Pierce, analista política del Instituto de Políticas Migratorias (MPI por sus siglas en inglés).
Pero también coloca al gobierno en conflicto con aquellos que están a favor de políticas migratorias más restringidas, incluidos muchos simpatizantes del presidente Trump.
“Aumentar el límite de visas H-2B significa dar prioridad a la mano de obra extranjera y barata que a pagar mejores salarios para los trabajadores estadounidenses que realizan la misma labor”, tuiteó el senador Tom Cotton.