Por primera vez desde 1997, Boeing presentó una pérdida anual en sus resultados financieros. La compañía estadounidense finalizó el 2019 con una pérdida neta de 636 millones de dólares.
En comparación, el 2018 terminó con ganancias netas de diez mil 460 millones de dólares.
En gran medida, esta pérdida monetaria se debe a la puesta en tierra de la familia MAX. Desde marzo de 2019, Boeing ha tenido que llevar a cabo un paquete de recertificación para que los aviones B737 MAX puedan operar comercialmente otra vez.
Sin embargo, mientras eso ocurre, las aerolíneas operadoras de este modelo a nivel mundial han tenido pérdidas económicas (algunas tan fuertes como los 800 millones de dólares reportados por Southwest) y Boeing no ha podido realizar nuevas entregas, por lo que tiene almacenados cerca de 400 nuevos aviones en varios hangares en Estados Unidos.
Finalmente, ya en 2020, tuvo que detener la línea de producción de la familia MAX, hasta nuevo aviso.
“Reconocemos que tenemos mucho trabajo por hacer. Estamos enfocados en el regreso del 737 MAX al servicio comercial, de forma segura. También queremos restaurar la confianza que la marca Boeing representa para el público viajero” señaló David Calhoun, nuevo CEO de la compañía.
Durante 2019, la compañía entregó 127 aviones B737 (entre los MAX que alcanzó a entregar antes de la puesta en tierra y los NG); siete B747; 43 B767; 45 B777 y 158 B787 Dreamliner, para un total de 380 aeronaves.