Honduras con un índice de inequidad de 48,2%, el cuarto más alto en Latinoamérica
La elevada inequidad, especialmente los indicadores que se concentran en África y América Latina, son la principal razón por la que el Banco Mundial cree que la lucha contra la pobreza no se ganará a 2030, año en el que los gobiernos se habían puesto de meta para su máxima reducción.
Por el contrario, la pobreza y la pobreza extrema se dispararon. Hoy en día, casi 700 millones de personas (8,5% de la población mundial) viven en extrema pobreza, con menos de $2,15 al día.
“El progreso se ha estancado en un contexto de bajo crecimiento, reveses debido al covid-19 y una mayor fragilidad. Las tasas de pobreza en los países de bajos ingresos son más altas que antes de la pandemia” dicen en el BM.
La alerta contra la pobreza la lanzó la entidad luego de encontrar que casi 3.500 millones de personas (44% de la población mundial) siguen siendo pobres según un estándar que es más relevante para los países de ingresos medios altos (con $6,85 por día), y el número de personas que viven con menos de ese estándar apenas ha cambiado desde la década de 1990 debido al crecimiento de la población.
Según las proyecciones actuales, 622 millones de personas (7,3% de la población mundial) vivirán en la pobreza extrema en 2030. Esto significa que aproximadamente 69 millones de personas saldrán de la pobreza extrema entre 2024 y 2030, en comparación con los 150 millones que lo hicieron entre 2013 y 2019.
Además, 3.400 millones de personas (casi 40% de la población mundial) probablemente vivirán con menos de $6,85 por día.
“Si el crecimiento no se acelera y se vuelve más inclusivo, se necesitarán décadas para erradicar la pobreza extrema y más de un siglo para que la gente supere la línea de pobreza de US$6,85 por día”, otra de las advertencias que hicieron.
Para un nivel dado de ingreso promedio, los países con mayor desigualdad tienen una brecha de prosperidad más alta. Por ejemplo, en el continente africano, países como Benín y Camerún tienen niveles de consumo familiar promedio similares, pero Benín tiene una brecha de prosperidad (mayor prosperidad compartida) más baja que Camerún porque tiene una desigualdad menor.
Los países con mayor desigualdad requieren un ingreso promedio más alto para alcanzar el mismo nivel de prosperidad que los países con menor desigualdad. En otras palabras, una mayor desigualdad conduce a una “penalización por desigualdad”.