La empresa Mondelez International, fabricante de chocolate Oreo, ha sido multada con 337,5 millones de euros ($366 millones) después de que los organismos de control antimonopolio de la Unión Europea declararan que la empresa estadounidense frustró ilegalmente las ventas transfronterizas de su chocolate, galletas y café.
Según la UE, el fabricante de chocolate Côte d’Or, galletas Ritz y galletas Oreo llegó a acuerdos anticompetitivos con distribuidores para repartirse los mercados y subir los precios.
“Consideramos que Mondelez restringió ilegalmente a los minoristas el abastecimiento de estos productos en los Estados miembros donde los precios son más bajos”, declaró la responsable de Competencia de la UE, Margrethe Vestager, en un comunicado sobre el acuerdo alcanzado este jueves.
“Esto permitió a Mondelez mantener precios más altos. Esto perjudicó a los consumidores, que acabaron pagando más por el chocolate, las galletas y el café”. Dijo que las diferencias de precios de algunos productos variaban entre 10% y 40% en los distintos mercados.
Mondelez, con sede en Chicago, ha estado en el punto de mira de la UE desde que los reguladores abrieron una investigación en 2021. La Comisión Europea dijo que descubrió que, de 2012 a 2019, la empresa infringió la ley al limitar los territorios de la UE en los que los clientes mayoristas podían revender sus productos. De 2006 a 2020, Mondelez también impidió que los distribuidores respondieran a solicitudes de ventas en otros países de la UE, dijo la UE.
Mondelez también abusó de su posición dominante entre 2015 y 2019 al negarse a suministrar a un intermediario en Alemania productos para revender en otras naciones de la UE, y detener el suministro de chocolate en los Países Bajos para evitar que se importaran a Bélgica, donde los precios eran más altos.
Un portavoz de Mondelez dijo que la conducta ilegal no es representativa de la empresa y que se toma muy en serio las cuestiones de cumplimiento.
El llamado comercio paralelo significa que los revendedores de productos de marca pueden abastecerse donde les resulte más barato y venderlos en otros lugares del mercado único de la UE. Los esfuerzos de los propietarios de marcas por impedir esta práctica han provocado a menudo enfrentamientos con las autoridades de competencia.