La educación puede ser la cicatriz más duradera de América Latina de Covid-19
El think-tank estadounidense Centro de Investigaciones Económicas y Políticas (Cepr, por sus siglas en inglés) dio a conocer un nuevo libro electrónico titulado ‘América Latina: la década de la pospandemia’, que recopila una serie de conversaciones con 14 investigadores y economistas latinoamericanos sobre el posible futuro de la región tras la pandemia de covid-19.
El libro profundiza en los problemas de América Latina y el mal momento en el que llegó la crisis sanitaria y económica.
Señala que la pandemia se produjo luego de años de un crecimiento “mayoritariamente mediocre” comparado con los promedios mundiales.
Además, en un momento en que se estaban estancando los avances en la lucha contra la pobreza y desigualdad, mientras que los diferentes gobiernos de los países latinos estaban encontrando expectativas sociales cada vez más difíciles de cumplir.
Debido a esto, según mencionan los expertos en el libro, la recesión en América Latina fue más pronunciada y probablemente habrá un mayor daño a largo plazo en la pérdida de educación y menos empleo, problemas que podrían ser persistentes por un periodo avanzado.
También menciona que la pandemia marcó dos déficits regionales que ha tenido Latinoamérica históricamente, pero que generalmente se pasan por alto, como son la escasa capacidad estatal y la exclusión laboral e informalidad.
También recoge datos de proyecciones de crecimiento que el Fondo Monetario Internacional tenía antes de la llegada del covid y las compara con las últimas previsiones, y plantea que la pérdida de producción esperada en América Latina será aproximadamente de 76% del PIB mundial que había en 2019, o casi un 70% más que el promedio global.
Los expertos también hacen hincapié en el déficit fiscal que provocó la pandemia. Concluyen que durante la crisis financiera mundial, la política monetaria fue la que soportó la mayor parte de la carga. Mientras que el impacto global del covid desencadenó una respuesta fiscal sin precedentes de los gobiernos de todo el mundo.
Asegura el libro que el aumento del déficit fiscal en las economías avanzadas duplicó al de los países emergentes y de ingresos medios, y fue cinco veces mayor que el de las economías de ingresos más bajos.
Uno de los analistas del libro, José De Gregorio, la respuesta fiscal en América Latina fue bastante significativa, como lo fue en casi todas partes del mundo. “Sin embargo, la respuesta ha sido heterogénea en las dimensiones de magnitud y tiempo. Si bien las expansiones en las economías avanzadas conducirán a un aumento de la deuda pública en alrededor de 20 puntos porcentuales del PIB entre 2019 y 2021, en las economías de mercados emergentes, así como en América Latina, este aumento será de alrededor de 10 puntos porcentuales del PIB”, dice De Gregorio.
Sobre los aumentos de las tasas de interés que tendrán que implementar los encargados de la política monetaria, De Gregorio asegura que es poco probable que alcancen niveles que podrían causar inestabilidad financiera global.
No obstante, dice que “incluso aumentos moderados de las tasas de interés pueden ser motivo de preocupación desde el punto de vista de la sostenibilidad fiscal, especialmente en las economías que iniciaron la crisis del covid-19 en una posición débil, como fue el caso de varios países de América Latina”.
Desigualdad y educación
Por su parte, Francisco Ferreira, del London School of Economics y que también contribuyó en la elaboración del libro, se refirió al aumento de la desigualdad: “en ausencia de una respuesta política, la pandemia tuvo un triple impacto en el aumento de la desigualdad. La mortalidad por covid se distribuyó de manera desigual, tanto en América Latina como en otras partes. Los que viven en asentamientos urbanos más hacinados donde faltan condiciones de saneamiento corrían un riesgo considerablemente mayor”, puntualiza Ferreira.
La educación puede ser la cicatriz más duradera de América Latina de Covid-19. La investigación sugiere que la probabilidad de que los estudiantes de hoy completen la educación secundaria puede caer de un promedio regional de 61% a 46% (Neidhöfer et al.2021).
Este promedio, sin embargo, esconde características diferencias entre los grupos socioeconómicos. Mientras las escuelas cierran sus puertas niños de todos los orígenes, su capacidad para continuar aprendiendo dependía de la ingresos y nivel educativo.
Los niños de hogares con baja educación de los padres lo encontraron difícil, si no imposible, continuar su educación en casa debido a la falta de equipamiento, conectividad y, sobre todo, coaching individual. Solo como un ejemplo de tal desigualdades, la cobertura de Internet para los hogares cuyo jefe tiene menos de secundaria escolar en Bolivia, El Salvador, Honduras y Nicaragua ronda el 30%, mientras que está por encima de 90% en familias encabezadas por adultos con más de educación secundaria.