Teniendo en cuenta que la gran mayoría del comercio se realiza a través de los océanos del mundo, los costos de envío se han vuelto parte crucial para mantener la economía global bajo control.
Es por eso que cuando estos experimentan alza súbitas como paso hace más de un año cuando la congestión en los puertos de la costa oeste de Estados Unidos ocupaba los titulares y el costo global de los contenedores de envío había alcanzado niveles récord, el mundo se estremeció.
Hoy en día el panorama es diferente y los costos de envío han vuelto a la tierra, incluso algunas rutas se han acercado a los niveles previos a la pandemia. Según el Freightos Baltic Index (FBX), un punto de referencia reconocido para las tarifas de fletes globales, los costos han caído 80% desde su punto máximo a fines de 2021.
El costo de envío de las rutas del Este de Asia hacia el Este de América del Norte se redujo 55%, mientras que las del Este de Asia hacía el Norte América Oeste tuvieron una reducción de 51% en los costos y la ruta de Norteamérica Oeste hacía el Este de Asia se redujo 22%.
La importancia de estos precios es tal que, un estudio reciente del FMI, que incluyó a 143 países durante los últimos 30 años, encontró que los costos de envío son un factor importante de la inflación en todo el mundo. De hecho, cuando las tarifas de flete se duplican, la inflación aumenta en 0,7 puntos porcentuales.
Esto en relación de que algunos países sienten los efectos de los costos de envío más altos que otras. Por ejemplo, los países que importan más de lo que consumen y que están más integrados en la cadena de suministro global tienen más probabilidades de ver un aumento de la inflación a medida que aumentan los costos de envío.