Al comienzo del 2024 la mayor parte de expertos y firmas de análisis barajaban una rápida relajación de la política monetaria en Estados Unidos, justificada principalmente por la caída de la inflación. No obstante, los planes de la Reserva Federal (Fed) no reflejaban el recorte de tipos de interés de 150 puntos básicos que llegó a barajar el mercado para este año.
Ahora el consenso de expertos enfría sus propias previsiones a la mitad, hasta alinearse con el plan de la Fed.
Una de las cuestiones que ha generado más debate en el mercado de renta fija en los últimos meses es la diferencia de expectativas que se habían generado entre los mercados y la propia Reserva Federal, en torno al ciclo de recortes de tipos de interés que ya está a punto de comenzar.
La Fed publica cada tres meses las expectativas de tipos que mantienen los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto (el conocido como dot plot), los pesos pesados de la institución que votan en cada reunión de política monetaria, y al cierre de 2023 estos apuntaban a que habría tres recortes de tipos de 25 puntos básicos este año.
Este escenario, sin embargo, era muy diferente de lo que estaban descontando los inversores, que han llegado a comprar seis recortes de tipos para 2024. La prueba está en que los swaps de tasas de interés (acuerdos para intercambiar efectivo entre la Fed y una entidad) para diciembre de este año están rondando el 4,7% frente a los tipos actuales de la Reserva Federal que está en el 5,5%: 75 puntos básicos de diferencia.
A medida que las previsiones macroeconómicas mejoraban para el gigante estadounidense y cada vez más analistas y gestores descartan que vaya a producirse una recesión en los próximos meses, el mercado ha recalibrado sus expectativas de tipos y ha pasado a descontar tres recortes en Estados Unidos.
Con un entorno de crecimiento económico más fuerte de lo esperado, gana fuerza la posibilidad de que la inflación se revuelva y que la tarea de alcanzar el objetivo de estabilidad de precios de los bancos centrales, el 2%, vaya a ser más complicada de conseguir de lo que se esperaba.
De hecho, el dato de inflación que se ha publicado en febrero, correspondiente al primer mes del ejercicio, ha contribuido a sembrar las dudas entre los inversores: la inflación en enero avanzó a un ritmo del 3,1%, por encima de las previsiones de los analistas, que apuntaban al 2,9%.
Este incremento más rápido de lo previsto confirma los peores temores de quienes esperan que el monstruo inflacionista todavía no haya dicho su última palabra en este ciclo. Ahora, el dato de inflación del mes de febrero, que se publicará el próximo 12 de marzo, gana peso en el mercado por la posibilidad de que vuelva a generar una reacción por parte de los inversores si termina volviendo a sorprender al alza.
Al margen del dato de febrero, la realidad es que la Fed ha terminado consiguiendo que el mercado asuma su escenario central de tres recortes de tipos en 2024.
El propio Jerome Powell ha sugerido la posibilidad, que también apoyan otros analistas, de que el tipo neutral en Estados Unidos (el nivel en el que el precio del dinero que establece la Fed no afecta, ni al alza ni a la baja, al crecimiento económico en el país) sea ahora algo más elevado de lo que era antes de la pandemia.
De ser así, la economía estadounidense no necesitaría tantos recortes de tipos en este ciclo, una realidad que haría encajar las piezas del puzle en las que se han convertido las distintas expectativas de tipos en los últimos meses.