La cumbre climática COP29 de la ONU, que comienza este lunes en Bakú, Azerbaiyán, congregará a cerca de 200 países para participar en discusiones cruciales sobre el cambio climático. Los principales actores y bloques negociadores desempeñarán un papel fundamental en la configuración de los resultados de esta conferencia ambiental global.
China, el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero con aproximadamente el 30% de las emisiones anuales de carbono, enviará un nuevo diplomático especializado en cambio climático. Según el Centre for Research on Energy and Clean Air, las emisiones del país podrían haber alcanzado su punto máximo debido a la reciente expansión en energías renovables. A pesar de ser la segunda economía mundial, China mantiene su estatus de país en desarrollo en las negociaciones climáticas de la ONU y se resiste a contribuir a la financiación climática para otras naciones en desarrollo.
Estados Unidos, el segundo mayor emisor y el mayor emisor histórico, se acerca a la COP29 en plena transición política, con el presidente electo Donald Trump programado para asumir el cargo en 2025. La actual delegación estadounidense, liderada por el asesor principal de la Casa Blanca, John Podesta, representa a la saliente administración Biden.
La victoria de Trump ha generado dudas sobre la posibilidad de un nuevo y ambicioso objetivo de financiación global, dada su intención previa de retirarse del Acuerdo de París de 2015 y sus críticas a las iniciativas de energía verde. No obstante, la administración Biden ha asignado cientos de miles de millones de dólares para la mitigación y adaptación al cambio climático a través de la Ley de Reducción de la Inflación.
La Unión Europea, un contribuyente significativo a la financiación climática global, aún no ha definido su posición sobre algunos temas controvertidos de la COP29, como el tamaño del nuevo objetivo de financiación climática. La UE ha instado a China y otras economías emergentes a contribuir a la financiación climática. En 2023, la UE y sus estados miembros aportaron 28.600 millones de euros (30.800 millones de dólares) de fuentes públicas para este fin.
El nuevo gobierno laborista del Reino Unido, que asumió el cargo en julio, planea destacar su liderazgo climático en la cumbre. Gran Bretaña presentará sus compromisos de reducción de emisiones para 2035 en Bakú, adelantándose a la fecha límite de febrero.
La troika, formada por los países anfitriones de la COP28, COP29 y COP30, tiene economías estrechamente vinculadas a los combustibles fósiles. Esto incluye a los Emiratos Árabes Unidos y Brasil, entre los diez principales productores de petróleo a nivel mundial, y Azerbaiyán, que promueve su industria de gas natural.
Los países ‘BASIC’ (Brasil, Sudáfrica, India y China) enfatizan la necesidad de aumentar la financiación climática, defendiendo el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”.
Otros bloques negociadores incluyen el G77 + China, el Grupo de Negociadores Africanos, la Alliance of Small Island States (AOSIS) y el Grupo de Países Menos Desarrollados. Estos grupos buscan más financiación climática, la implementación de reglas del mercado de carbono y mayores esfuerzos para eliminar gradualmente los combustibles fósiles.
Los países africanos están particularmente preocupados por la ubicación del organismo de asistencia técnica del fondo de pérdidas y daños en Ginebra en lugar de Nairobi, mientras que su sede estará en Filipinas.