Las inundaciones causadas por las fuertes lluvias en el sur de Brasil ya dejan 144 muertos y más de 2,1 millones de damnificados, en momentos en que nuevos temporales amenazan con afectar aún más a la región, informaron las autoridades regionales.
Según los datos del último reporte de la Defensa Civil, el número de personas desplazadas ahora se acerca a las 620.000, de las cuales más de 81.000 tuvieron que buscar refugio en albergues improvisados por las autoridades.
La situación más dramática se vive en Rio Grande do Sul, estado fronterizo con Argentina y Uruguay, donde se han reportado al menos 146 muertos y 806 heridos y donde 446 de los municipios están afectados, el 90% del total.
Las situación en casi todo el estado permanece en alerta máxima por las previsiones meteorológicas y los cuerpos de rescate aprovechan los pocos espacios que dejan los temporales para continuar con las búsquedas.
Además de torrenciales aguaceros se esperan fuertes vientos y bajas temperaturas que pueden extenderse hasta el martes.
El Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Desastres (CEMADEN) emitió este domingo una alerta de alto riesgo por deslizamientos de tierra en prácticamente todo el estado y en la región metropolitana de Porto Alegre, con especial atención en la Sierra Gaúcha.
Las alarmas por lluvias se enfatizan en el municipio de Uruguaiana, en la frontera con Argentina, donde las aguas del Río Uruguaya sobrepasaron los niveles y continúan creciendo.
Los daños ocasionados por las inundaciones en Rio Grande do Sul se calculan en unos 18.839 millones de reales (3.700 millones de dólares), según el Gobierno regional.
Por el momento, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció un paquete de ayudas de 50.000 millones de reales (9.800 millones de dólares) para ese estado, entre créditos y medidas asistenciales directas.
Los temporales vuelven con fuerza
Las lluvias que habían dado una leve tregua desde el jueves regresaron este sábado a la región, aunque con una intensidad menor a la prevista por los expertos.
El Valle de Taquarí, en pleno centro del estado, continúa como una de las regiones más afectadas, así como Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul, cuyo centro histórico permanece inundado tras el desbordamiento del río Guaíba.
No ocurre lo mismo en el extremo más meridional del estado, donde varios barrios de las ciudades de Pelotas y Rio Grande fueron tomados por las aguas luego de que se rebozara la Lagoa dos patos, cuyo nivel está un metro y medio por encima de lo normal.
Pero el caos se vive en todo el estado y hacia el norte de la región, en Bento Gonçalves, donde la situación también es lamentable y viven más de 125.000 habitantes, en su mayoría campesinos y agricultores.
La situación en todo el estado de Rio Grande do Sul puede empeorar en las próximas horas, donde además de las fuertes lluvias se esperan fuertes vientos y bajas temperaturas que pueden extenderse hasta mañana martes.