La inflación subyacente interanual presentó una variación de 5,16% a septiembre de 2024, menor en 0.66 pp a la registrada al mismo mes de 2023 (5,82%), pero sobre el nivel máximo (5%) estimado en el Programa Monetario del Banco Central. La inflación general cerró septiembre en 3,34% y la interanual en 4,49%.
La inflación subyacente, que excluye alimentos, energía y gasolinas, es considerado por los bancos centrales como un medidor más cercano para conocer el impacto inflacionario.
En el caso de Honduras, este indicador “excluye un total de 37 bienes y servicios, entre alimentos perecederos no industrializados (excepto carnes), tarifas de energía y combustible”.
“El crecimiento de los precios de alimentos como carnes (res, cerdo y pollo), leche, arroz, café y refrescos, entre otros; así como del servicio de alquiler de vivienda, en los alimentos y bebidas servidas fuera del hogar y los servicios de educación y salud determinaron la variación interanual de la inflación subyacente”, informó el BCH.
La inflación subyacente se utiliza para medir presiones de demanda agregada que pueden ser modificadas por la acción de la política monetaria, es una medida parcial derivada de la inflación calculada a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Los incrementos prolongados y fuertes del indicador se asocian normalmente a la presencia de factores inflacionarios, relacionados con el incremento de la demanda interna total por sobre la capacidad de la economía para atenderla.
Existen diversas metodologías de cálculo del indicador, la principal es el método de exclusión que permite separar del IPC los productos que, por su naturaleza, tienen un comportamiento de precios fuera del alcance de la influencia de la política monetaria. Estos productos presentan históricamente variaciones volátiles.
Diferencias entre la inflación subyacente y la inflación
La inflación tradicional se diferencia de la subyacente en dos aspectos principales:
- El primero es que la inflación tradicional tiene en cuenta la evolución de precios a nivel general en un listado muy amplio que contiene los productos y servicios que consumimos (IPC). En cambio, la subyacente no considera para su cálculo a la energía (electricidad, gasolina, gas…) ni a los alimentos no elaborados (frutas, verduras…), aunque sí todo lo demás: alimentos procesados, ropa, restauración, comunicaciones, etc.
- El segundo aspecto que diferencia a la subyacente tiene que ver con el tiempo de medición, pues, generalmente, la inflación se utiliza para comparar la evolución de los precios a largo plazo, como, por ejemplo, de forma anual para analizar así su comportamiento año tras año. Por su parte, la inflación subyacente permite hacer una medición a corto y medio plazo, comparando un mes o un trimestre con otro.
La volatilidad que la energía y los alimentos pueden causar en los mercados es alta, por lo que la inflación subyacente es un indicador más estable. Como norma general, ofrece una tasa de variación de precios inferior a la inflación convencional. A modo de ejemplo, un país puede tener una inflación del 7,5% debido a un problema concreto relacionado con la energía o los alimentos no procesados, mientras que su inflación subyacente puede ser de apenas el 2,5%, lo que demuestra el impacto que tienen esos dos sectores en la economía.