Cada 1 de octubre se conmemora el Día Internacional del Café, una de las bebidas más consumidas del mundo y que ha acompañado la historia global desde el primer milenio.
Los orígenes del cafeto se remontan a los árabes primitivos, y la referencia más antigua se encontró hacia el año 575, cuando se comenzó a cultivar en Yemen, en Arabia, cuando una invasión persa desalojó a los abisinios que habían conquistado el país en 525.
La Organización Internacional del Café (OIC), narra que los esclavos a los que se llevaba de lo que es hoy el Sudán a Yemen y Arabia, a través del gran puerto de aquel entonces, Moca, comían la suculenta parte carnosa de la cereza del café.
Empezar a transportar el café no fue fácil, pues se realizaron muchos intentos para llevarse cafetos o granos fértiles desde Arabia, porque el grano de café es la semilla del cafeto, pero cuando se le quitan las capas exteriores se vuelve infértil. Los primeros en lograr transportarlo fueron los holandeses hacia 1616, cuando lograron llevar algunos a su país de origen y cultivar en invernaderos.
El café, entonces, empezó a acompañar la historia de la humanidad extendiéndose por diferentes territorios y dando inicio al comercio. Los primeros establecimientos de venta de café se abrieron en la Meca, en Arabia, y se llamaba ‘Kaveh Kanes’. Este modelo se extendió rápidamente por todo el país, de hecho, estos lugares se convirtieron en espacios sociales concurridos para cantar y bailar.
La OIC narra que los establecimientos de café árabes pronto se convirtieron en centros de actividad política y fueron suprimidos. “Después, en las siguientes décadas, el café y los establecimientos de café fueron prohibidos varias veces, pero siguieron reapareciendo. Con el tiempo se encontró una solución: el café y los establecimientos de café tuvieron que pagar impuestos”.
La extensión del café por los continentes data hacia los años 1600, cuando empezó a llegar a Europa, Asia y América.
Hacia 1720 se empezó a cultivar café en América por un accidente de un buque, donde un cafeto sobrevivió y fue replantado en Preebear, y hacia esa misma época se abrió el primer establecimiento de café de Europa en Venecia; se llamaba ‘Caffé Florian de la Plaza de San Marcos’.
La llegada del café a Latinoamérica fue casi accidentada, pues la historia indica que un francés de apellido Morguess refugiado como prófugo de Cayena logró la reincorporación sin castigo a cambio de llevar un cafeto. La historia cuenta que este fue el progenitor de los cultivos que luego se extendieron en Brasil, Colombia y Venezuela.
En el caso de Honduras, los orígenes y la fecha exacta de introducción del café son aún desconocidos. Las primeras noticias sobre su cultivo aparecieron en el informe elaborado por el Gobernador Intendente de la Provincia de Honduras, Ramón de Anguiano, en 1801.
En Honduras ya se cultivaba el café en 1835, antes incluso que lo hicieran en El Salvador y Nicaragua, países que posteriormente se vincularon con éxito al cultivo y exportación de dicho grano. No obstante, seguimos sin saber de dónde fueron importadas las primeras plantas de café y en qué lugar del país fueron sembradas por primera vez.
Según el ingeniero Pompilio Ortega, director del primer Boletín del Comité Nacional del Café, parece que los primeros granos de café vinieron a Honduras traídos de Costa Rica por buhoneros de nacionalidad palestina; fueron sembrados en Manto, un pueblecito de Olancho, que en otro tiempo fue cabecera departamental.