La economía estadounidense creció en 3,1% en los primeros tres meses del año, pero abundan indicios de que la expansión se inhibirá en el período actual debido a problemas en la economía mundial y a la disputa comercial con China.
El crecimiento del producto interno bruto, la medida más amplia de la salud económica de un país, no varió con respecto al estimado publicado hace un mes, informó el Departamento de Comercio.
Sin embargo, los factores variaron levemente, pues las inversiones empresariales aumentaron, pero disminuyó el gasto de los consumidores.
Los economistas vaticinan que en el trimestre actual (abril-junio) el crecimiento se ha frenado pronunciadamente a un 2%.
Pronostican que la tendencia se mantendrá el resto del año, en contraste con el cálculo optimista del Gobierno de que crecerá más de 3%.
El crecimiento de 3,1% refleja una pronunciada mejoría con respecto al 2,2% del último trimestre del año pasado.
Pero fue menor que la impresionante cifra de 4,2 % en el segundo lapso y que el de 3,4% del tercer período del año pasado. Para todo el año pasado, el PIB tuvo un crecimiento de 3,9%, un logro sin precedente desde 2015.
El crecimiento del año pasado se debió en gran parte a la reducción de impuestos implementada por el Gobierno de Trump y una inversión multimillonaria en programas internos y militares, aprobada por los legisladores a comienzos de 2018.
Sin embargo, el efwecto de las reducciones fiscales y del aumento del gasto público se irá disipando este año, con lo que la economía crecerá al 2,2% característico de la actual expansión económica, que el año pasado se convirtió en la más prolongada en la historia de Estados Unidos.
El Gobierno de Trump disputa estos pronósticos, convencido de que sus políticas económicas impulsarán el crecimiento a más del 3% en los próximos seis años.
Trump, quien está en campaña para la reelección, ha estado presionando a la Reserva Federal a que reduzca las tasas de interés a fin de revertir lo que según él fueron cuatro aumentos innecesarios.