El desempleo en grandes, medianas y pequeñas economías se disparó por el impacto económico del covid-19. Por ello, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentaron el informe ‘Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe’, en el que indicaron que esta crisis generaría 11,5 millones de nuevos desempleados en la región.
Para evitar que el choque en el mercado laboral provoque una reactivación lenta en la fase poscovid, los organismos resaltaron que debe darse prioridad a las políticas de seguridad y salud en el trabajo. Para esto, “es fundamental y se requerirá de una gestión participativa de empleadores y trabajadores”, señalaron la Secretaria Ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, y el Director Regional de la OIT, Vinícius Pinheiro.
Para trazar una hoja de ruta que responda a las necesidades actuales, es decir que incluya un enfoque de formación y educación en seguridad y salud para el mercado laboral, se requiere de recursos institucionales y presupuestarios reforzados que garanticen su cumplimiento. “Las políticas para la recuperación deben apuntar no solo a una ‘nueva normalidad’ similar a la anterior, sino a una ‘normalidad mejor’ con mayor formalidad, equidad y diálogo social”, añadieron los expertos.
En el documento también se plasma que es urgente empezar la implementación de estrategias que permitan una reactivación de la producción segura, debido a que la pandemia ya ha generado secuelas en el empleo formal con reducción de horas, caída de salarios y despidos; y en el informal con caída de empleo por distanciamiento y prohibición de circulación, menor acceso a compensaciones de ingreso.
Dichas consecuencias se traducen en que se ha registrado una pérdida de aproximadamente 10,3% de las horas de trabajo en el segundo trimestre de este año. Esto equivale a 31 millones de empleos de tiempo completo (suponiendo una jornada de 40 horas semanales), según cálculos de la OIT.
La pérdida de empleo que se ha dado hasta el momento ha impactado de forma diferente a los países de la región, ya que la estructura productiva y la composición del empleo de cada sector en todas las naciones no es igual. Por ejemplo, El Salvador y México tenían 50% de sus trabajadores concentrados en los segmentos de alto riesgo económico para 2018, resaltó el informe de la Cepal, en el que también se indica que otro de los factores que le pasará factura al mercado laboral es el porcentaje de informalidad que es de casi 54% en la región, de acuerdo con estimaciones recientes de la OIT.
A estas características del mercado laboral latinoamericano se le suma que el desempeño económico y laboral de la región estaban estancados antes de la pandemia. En 2019, “se produjo un leve incremento de la tasa de desocupación, que llegó a 8,1% en promedio en los países de la región. Esto implica que aproximadamente 26,3 millones de personas estaban buscando un empleo sin conseguirlo”, señaló la publicación.
Además, en lo corrido del año pasado, la contribución del aumento del empleo que se registró en la región, se dio principalmente en sectores como comercio, restaurantes y hoteles (39,5%) y servicios comunales, sociales y personales (30,40%), ambos segmentos afectados fuertemente por la pandemia hoy en día.
Otro factor que muestra que el mercado laboral latinoamericano ya tenía síntomas de debilidad antes de la pandemia se evidencia en que los salarios medios mostraron incrementos moderados, pero mayores que los del salario mínimo. Según el documento, “durante el año pasado, el débil crecimiento económico y la baja demanda laboral contribuyeron a una desaceleración del crecimiento de los salarios reales”.
La falta de crecimiento en los pagos mensuales, semanales o diario no ha sido algo exclusivo del año pasado, sino que también se ha registrado a lo largo de la década. Durante este periodo, la tendencia de los aumentos salariales ha sido decreciente y en 2019, en particular, la mediana de las tasas de crecimiento del salario real del empleo registrado fue la más baja de los últimos años (1%), citaron los organismos en el texto.
Partiendo del contexto anterior y de los primeros choques de la pandemia en el mercado laboral, los líderes de los organismos señalaron que los datos hasta ahora registrado refuerzan la idea de que la pandemia está conduciendo a la región a vivir la mayor contracción de la actividad económica en la historia con una caída del PIB de 5,3%. “Esta situación afectará negativamente la dinámica de la pobreza y la desigualdad y el logro de los compromisos de la Agenda 2030”, resaltó Bárcena.
Debido a la contracción que registrará el PIB a fin de año y las millonarias pérdidas de empleos, la Cepal estima que “para 2020 la tasa de pobreza aumentaría hasta 4,4 puntos porcentuales y la pobreza extrema 2,6 puntos porcentuales con respecto a 2019. Esto implica que la tasa de pobreza alcanzaría 34,7% de la población latinoamericana y la pobreza extrema a 13%”.
Además del aumento de la pobreza, Bárcena recordó que las consecuencias anteriores aumentarán la desigualdad en todos los países de la región, con incrementos del índice de Gini de entre 0,5% y 6%.
El impacto en mercado laboral dependerá de la adaptación
El documento presentado por la Cepal y la OIT resalta que el impacto en los mercados laborales regionales dependerá de la capacidad de los países de adaptarse a nuevas formas de trabajo. Si bien el trabajo a distancia es una posibilidad para muchos trabajadores, no todos los países cuentan con la infraestructura tecnológica adecuada para ello. En la región, 67% de la población es usuaria de internet, su acceso obedece al nivel socioeconómico y la ubicación geográfica. Esto podría aumentar la desigualdad.