El espectro caro es una tendencia en América Latina, pero algunos países, como República Dominicana, han impulsado enfoques no recaudatorios que permiten acelerar el despliegue de tecnologías como 5G.
América Latina tiene un precio promedio del espectro radioeléctrico 40 por ciento más caro que otras regiones del mundo, lo cual genera efectos negativos en los mercados y consumidores.
Los impactos se reflejan en ámbitos como la calidad de la red, las velocidades de conexión a Internet y la sostenibilidad del sector entero, advirtió Luiz Felippe Zoghbi, director de Espectro de la GSMA.
Durante el Congreso Latinoamericano de Transformación Digital (CLTD) 2024, el experto expuso que los costos del espectro se mantienen en aumento mientras los ingresos de los operadores van a la baja.
“Y la presión financiera no viene solamente del valor de espectro; viene también de todos los objetivos de políticas públicas que tienen los países”, agregó, que ponen cargas de inversión adicionales a las empresas de telecomunicaciones para llevar conectividad a ciertas localidades.
El caso mexicano es una muestra de ello. El espectro en México es uno de los más caros del mundo, está 60 por ciento por encima de la media internacional, de acuerdo con la GSMA.
Y en relación con los ingresos de los operadores, el precio se vuelve un obstáculo para que las empresas participen en las licitaciones y el recurso se use a favor del cierre de la brecha digital, advirtió Tania Villa, directora general de Planeación de Espectro del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Actualmente, los operadores se enfrentan adquirir el espectro necesario para la expansión y modernización de sus redes y las inversiones que requiere el despliegue de infraestructura 5G.
Las voces expertas coinciden en que disminuir los costos del espectro es importante para garantizar el crecimiento económico y el desarrollo social en América Latina.
Aunado a las políticas de espectro, otros desafíos que enfrenta América Latina en el despliegue de 5G es la inmadurez del mercado y encontrar el momento oportuno para la implementación, consideró Horacio Romanelli.
La brecha de industrialización de las economías también puede ser un reto para avanzar en la instalación de la tecnología de quinta generación y aprovechar su potencial, evitando que se quede sólo “en un 4G de mayor velocidad”.